El caso marcó a la sociedad, no solo a los quilmeños; provocó un alto impacto: “creo que ya Santi va a descansar en paz, y esta gente no va a matar más a nadie”, decía Mirta De Lucca, la madre de Santiaguito Pérez al finalizar la lectura del fallo por el que dos jóvenes fueron condenados a la pena de reclusión perpetua, más la accesoria por tiempo indeterminado, una de las más altas dictadas en el Departamento Judicial Quilmes desde su creación en 1989.
El nene de ocho años fue asesinado de un disparo en la cabeza cuando cuatro delincuentes intentaron robarle el auto a su padre, en julio de 1997, en la zona oeste del distrito. La sentencia dictada en forma unánime por la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Quilmes recayó en Juan Francisco Correa y Gustavo Lescano, a quienes les correspondió la pena más alta contemplada por el Código Penal, por lo que deberán pasar un cuarto de siglo en prisión y sólo si cumplen una serie de estrictos requisitos podrían salir en libertad condicional.
Los condenados fueron encontrados coautores de los delitos de “robo calificado por uso de armas, en concurso real con homicidio cometido por no haber logrado el fin propuesto al intentar el robo, resistencia a la autoridad, abuso de arma y tenencia ilegal de armas de guerra”.
“Esta es la sentencia que se tiene que dictar para que los ladrones se den cuenta de que si roban, si asaltan, si matan, no pueden salir más a la calle”, remarcaba la mujer que en su momento apoyaba y fue una de las que bregó el proyecto para derogar la denominada ley del 2×1, que permitía recuperar la libertad a los presos sin condena. Los acusados eran despedidos con gruesos insultos por parte de los parientes del menor, quienes estallaron en un fuerte aplauso al conocer el veredicto condenatorio. La lectura del fallo fue presenciada por el ministro de Justicia bonaerense, Jorge Casanovas, quien se mostraba sumamente conforme por la condena.
El caso ocurría el 29 de julio de 1997, cuando Daniel Pérez; su mujer, Mirta; su hijo Santiago y una hermana del chico llegaban a bordo de un automóvil a la casa que habitaban en Intendente Olivieri al 1200, de Quilmes.
Cuando estaba por estacionar el vehículo, la familia era asaltada por una banda de ladrones. Según la investigación, Daniel Pérez había querido escapar marcha atrás, pero los delincuentes disparaban varias veces contra el frente del auto, y uno de los balazos mató a Santiaguito, que estaba en el asiento del acompañante.
Intento de evasión
La madre de Santiago Pérez, había denunciado que los dos acusados habían intentado evadirse horas antes de conocer la condena cuando estaban alojados en una comisaría de Bernal.
Guillermo Troncoso
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