“El hilo conductor de varios de estos casos es que la identificación surge por un motivo aleatorio, casi fortuito y no sistemáticamente. Lo que está faltando es un sistema que funcione de manera tal que tenga distintas instancias de averiguación y de avances”, explicó a Télam Mariana Segura, integrante del equipo.
Para la antropóloga, si bien no hay estadísticas, “las personas que no se identifican en las primeras 24 o 48 horas van camino a quedar en el olvido y muchas veces las familias se desalientan o son desalentadas a continuar con su búsqueda”.
Sin embargo, muchos familiares van directamente a golpear las puertas del EAAF, con sede en el predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), cuando advierten que sus causas no avanzan en la Justicia y también son los propios fiscales quienes recurren a ellos cuando toman conocimiento de su trabajo, muy reconocido en el exterior.
Otra vía por la que reciben casos no esclarecidos es el Sistema Federal de Búsqueda de Personas (SIFEBU), dependiente del Ministerio de Seguridad, que por ejemplo los contactó por la desaparición de Carlos B., quien había sido visto por última vez el 22 de agosto de 2013 en el partido de Malvinas Argentinas cuando fue a trabajar.
Fuente: Télam