Gerardo Rojas, bombero de vocación, salvó con su accionar a una abuela postrada, merced a su espirítu de servir a los demás. Es uno de los héroes que a diario merecen ser destacados en su labor desinteresada, con la única premisa de brindar todo por los demás.
El último miércoles, en una vivienda de la calle Allison Bell al 4000, en horas del mediodía, se realizó un llamado al cuartel de Guido 87 puso en alerta a todos los Bomberos de esa división. Rojas escuchó la radio a bordo de su auto, cuando salía de retirar a su hijo de 10 años del colegio. No dudó en dirigirse al lugar del incendio y pedir que le llevaran el equipo.
Llegó antes que nadie y se encontró con efectivos de la Policía motorizada que no podían ingresar a la vivienda: el calor y el humo eran impenetrables. Los efectivos, que cuidaban a un niño de 6 años, le indicaron que la abuela del pequeño había quedado en el interior de la casa.
No dudó un instante, la vocación pudo más e ingresó a salvar a la anciana. Gerardo dejó a la mujer en la vereda para que los médicos del SAME la atendieran. En ese momento llegaban sus compañeros de cuartel, quienes en segundos lograron contener las llamas; no es uno más, es uno de los héroes anónimos que no son los Messi, ni los que ocupan las portadas de los medios nacionales, no es noticia como el riesgo país o la inflación, pero con argentinos como Gerardo, seguro Argentina tendrá un futuro mejor.