Un joven de 26 años con retraso madurativo que supo ser cartonero y hoy ejerce el periodismo con una vocación que es reconocida por el pueblo que habita ganó un premio más que merecido.
Se trata de Damián Celiz, quien esta semana fue reconocido por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la provincia de Buenos Aires con el Premio Caduceo en el rubro Periodismo Comunitario. Pero detrás del lujo que vivió hace unos días, luego de viajar en tren y en la Costera más de tres horas para llegar a La Plata a recibir la distinción y volver a su casa de madrugada, hay una vida de sacrificio y superación que vale la pena conocer.
El joven periodista estudió en la Escuela Especial Nº 501 de Ezeiza, su pueblo natal. De chico juntaba cartones en un carro con su familia y a veces cambiaba tarjetitas entre esa estación del tren Roca hasta Temperley, para después retornar. Así juntaba monedas a voluntad de los pasajeros. Un día viajó a Mar del Plata, a los Juegos Deportivos Bonaerenses, y vio que un cronista estaba haciendo filmaciones y entrevistas con un teléfono celular, lo que definitivamente despertó su inquietud y le abrió los ojos: quería hacer eso.
“Me compré dos celulares muy viejos: uno lo usaba como cámara y el otro como micrófono. Así empecé a hacer notas”, contó Celiz. Damián creó una página en Facebook como Canal 4 de Ezeiza y así arrancó su propio camino. Además de los teléfonos y la red social, el muchacho tiene una aliada incondicional: su bicicleta, con la que acude a cuanto llamado le hacen los vecinos para dar a conocer sus distintas problemáticas.
“Si es muy lejos, a veces voy en colectivo. Pero lo que no me permito es fallarle a alguien que quiere dar a conocer algo”, contó el joven comunicador. Aprendió a editar videos viendo tutoriales en la netbook que le entregó el gobierno anterior en la escuela. Y todo lo que hace es a pulmón: no tiene ingresos por su labor. Cobra una pensión por discapacidad con la que se construyó una piecita en la parte de adelante de la casa de su mamá, en la que vive con su pareja, Jorgelina Ortiz, que lo acompañó a recibir el premio.
Damián tiene sueños y aspiraciones, que añora poder concretar algún día. “Quisiera trabajar en canales grandes, pero también sé que es muy difícil. Pero estoy súper feliz con lo que hago. Mi vieja me dice que estoy loco con lo que hago pero el loco sueña, y yo tengo muchos sueños”, concluyó el periodista.