Vecinos de Quilmes Oeste dieron aviso el fin de semana a la Policía sobre el hallazgo de lo que parecía ser un artefacto explosivo abandonado en la vía pública. Efectivamente, se trataba de una granada de gas lacrimógeno, presuntamente sustraída a las fuerzas de seguridad, la cual fue trasladada hasta un predio donde la destruyeron.
Tras el alerta al 911, efectivos del Comando de Patrullas se dirigieron hacia la calle Azcuénaga entre Tucumán y Bombero Sánchez, donde había sido encontrado el cilindro metálico. El mayor miedo de los vecinos del barrio pasaba por la peligrosidad del aparato, que podría estallar lesionando a algún niño que la hubiera tocado por casualidad.
Sin embargo, los expertos en explosivos de la Departamental Quilmes corroboraron que se trataba de una granada lacrimógena normalmente utilizada por las fuerzas de seguridad para dispersar grandes masas de gente en situaciones de conflictividad. Es por ello que la principal hipótesis es que este gas pudo ser robado de algún almacén de la Policía y se labraron actuaciones por “averiguación de ilícito”, ya que tampoco se sabe al momento cómo llegó allí.
La granada tenía su seguro de transporte respectivo. Fuentes intervinientes indicaron que de haber sido detonada, el gas que contenía producía irritaciones en los ojos y vías respiratorias. No obstante, al no saber a qué condiciones había sido expuesta, procedieron a retirarla del lugar y la llevaron hasta un predio ubicado en Av. La Plata y Laprida. Una vez enterrada en el descampado le adosaron una carga explosiva y la destruyeron, orden judicial mediante, para que no pudiera causar lesiones.
Fuente: Perspectiva Sur