Un caso aberrante llegó a los estrados judiciales semanas atrás cuando Gustavo Manente fue condenado por unanimidad a 8 años de prisión por abusar durante meses de la hija de su expareja, cuando la pequeña de 10 años quedaba a su cuidado en una casa de San Francisco Solano.
Tal el pronunciamiento de los jueces Félix Roumieu, Pablo Pereyra y Fernando Celesia, en el debate quedó acreditado que entre los años 2010 y 2011 en una vivienda de la localidad quilmeña, el ahora condenado abusó sexualmente de la pequeña T que tenía 10 años: los vejámenes se daban cuando la criatura quedaba al cuidado del adulto que se aprovechaba de dicha situación de vulnerabilidad. Recién a los 14 años la víctima lo pudo contar y alli se elevó la denuncia. Durante el juicio declaró Manente que negó todos los cargos en su contra y dijo que “todo era un invento”.
Asimismo durante el debate compareció la mamá de la menor que puntualizó que ella era víctima de violencia de género y que Manente “era violento”; los dichos de las peritos que mantuvieron entrevistas con la menor dieron cuenta además de la veracidad en los relatos de la pequeña. Los jueces dejaron en claro en su fallo que no “fueron creibles” los relatos del imputado en la audiencia.
“El testimonio de la menor fue validado por la psicologa forense, Stella Puhl; la profesional dijo que a partir de las técnicas aplicadas se descarta en la pequeña toda fabulación o simulación”; con dichos elementos se dio por tierra los relatos del procesado que daban poca veracidad a las expresiones de la víctima.
Con dicha prueba los jueces a requerimiento del fiscal Sebastián Videla en los alegatos se volcaron por un veredicto condenatorio con una pena de 8 años de prisión por “abuso sexual con sometimiento gravemente ultrajante, en concurso real con tentativa de abuso sexual con acceso carnal ambos agravados por la relación preexistente de convivencia con la víctima menor de 18 años”.