Los jueces Ernesto Domenech, Santiago Paolini y Andrés Vitali habían hecho lugar lugar al pedido de la defensa de Diego Villanueva, planteos que fueron ratificados por la Cámara de Apelaciones y Garantías y, de este modo, el acusado de haber asesinado a su hijo Renzo, de apenas 7 años de edad, esperará el juicio oral y público fuera de las rejas; es decir, con prisión domiciliaria.
La Justicia platense rechazó de este modo el pedido de Ángela Donato, la mamá del niño, quien se oponía al pedido de los abogados del papá, y argumentaron que no había riesgos procesales.
En este escenario sólo resta esperar que el Patronato de Liberados del Ministerio de Justicia le coloque una tobillera electrónica al imputado para mantener un monitoreo sobre él.
Cabe señalar que horas atrás la otra acusada, Rosa Martignoni, pareja de Villanueva en el momento de la muerte del pequeño, fue beneficiada por jueces de Casación, quienes ratificaron la decisión de que también espere el debate –que se hará el año próximo– en un domicilio particular.
Las defensas están representadas por Darío Saldaño (por Diego Villanueva) y Juan José Barragán (por Rosa Martignoni).
El 10 de octubre de 2017 Renzo Villanueva, un niño con Síndrome de Down, se encontraba al cuidado de su padre Diego y de la pareja de éste, Rosa Martignoni, en el interior de un departamento ubicado en la calle 9, entre 55 y 56.
Inicialmente se reportó al 911 un accidente en el cual el menor habría caído al vacío desde una ventana de la vivienda ubicada en un séptimo piso, aunque con el correr de la investigación se acreditó que esa versión no era consistente.
Como prueba de cargo saliente obra en el expediente el testimonio del pediatra de Renzo, quien especificó cualidades médicas como la falta de fuerza en sus brazos y manos, y que la conciencia del peligro en el pequeño discernía entre el sí y el no, siendo éste uno de los elementos clave para acreditar que un accidente de este tipo no era posible.
El fiscal de instrucción Marcelo Romero interrogó al especialista sobre si alguna vez detectó síntomas de maltrato en el niño. El médico respondió que sí: “Incluso en una oportunidad Renzo había presentado lesiones que se correspondían con maniobras de compresión digital en su cuello”. También se evidenció el desapego del imputado (Villanueva) respecto de su hijo desde los primeros días de vida.
Se agregaron los testimonios de los acompañantes terapéuticos de Renzo, quienes en concordancia con lo dicho por el pediatra manifestaron que “el niño diferenciaba el sí del no, que era muy obediente y dócil, que tenía conciencia del peligro y era muy precavido en situaciones de riesgo, que no era inquieto sino muy tranquilo”.
También puntualizaron que “tenía alguna dificultad con la motricidad gruesa y fina, que incluso no podía abrir la tapa de una botella de gaseosa aún facilitándole su desenrosque, que carecía de fuerza en su tren superior, por lo que no podía trepar, que jugaba por imitación no entendiendo el juego simbólico”.
Se agrega en los informes que “para jugar a la escondida había que esconderse con él porque no entendía la consigna del juego, que si bien era un nene ambidiestro, tenía preponderancia en su lateralidad izquierda”.
Estos datos dejan entrever que no es consistente la versión de que se tiró por su cuenta de una ventana ubicada en un séptimo piso para alcanzar un juguete que se le había caído, tal y como relatan desde la defensa de Martignoni y de Villanueva.
Resta mencionar que los elementos enumerados se complementaron con la pericia práctica que Policía Científica realizó en el lugar de los hechos. Con un muñeco de similar altura y peso se hicieron nueve experiencias de caída (algunas con empuje y otras sin impulso) y las que más coincidieron con la posición en la que quedó el cuerpo del niño fueron las hechas con fuerza intencionada.
Fuente: AN Digital