Tras 26 años de la Masacre de Wilde, la familia se prepara la para audiencia preliminar del próximo 30 de marzo con la esperanza de que, una vez por todas, la Justicia decida fijar la fecha para el juicio oral y público contra nueve ex policías acusados de haber disparado cerca de 200 balazos que mataron a cuatro personas que viajaban en dos autos, en un emblemático caso de gatillo fácil.
“Hoy tenemos un nuevo aliento porque el 30 de marzo tenemos fecha para la audiencia preliminar donde nos colocarán la fecha del juicio”, expresó Raquel Gazzanego.
No obstante, admitió que luego de tantos años, la esperanza se desgasta y las expectativas no son muchas de que la Justicia castigue a los verdaderos responsables.
“En lo personal tengo mis dudas de que efectivamente la Justicia, que no quiso hacer demasiado, realmente encuentre al responsable factico de la muerte de Edgardo como de Norberto, y menos todavía el hecho que hizo que persiguieran tres autos de la forma que persiguieron, de civil y la forma en que los mataron”, reflexionó la viuda de Cicuttín..
La audiencia fue convocada por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 en Lomas de Zamora. Los procesados que llegan a juicio son los ex comisarios Roberto Mantel, Hugo Reyes y Eduardo Gómez, los ex oficiales Osvaldo Lorenzón, los ex subtenientes Marciano González y Pablo Dudek, y los ex oficiales Julio Gatto y Marcelo Valenga, todos en libertad.
La Masacre de Wilde ocurrió el lunes 10 de enero de 1994, cuando policías de la entonces Brigada de Lanús persiguieron a los ocupantes de dos autos, presuntamente al confundirlos con un grupo de delincuentes que buscaban y los asesinaron a balazos.
Las víctimas fueron el remisero Norberto Corbo y sus pasajeros, Claudio Mendoza y Enrique Bielsa, quienes viajaban a bordo de un Peugeot 505, y el vendedor de libros Edgardo Ciccutín, que se trasladaba en un Dodge 1500, conducido por Claudio Díaz.
De acuerdo a la investigación, un Renault 21 en el que iban cuatro efectivos interceptó el paso y chocó el Peugeot, mientras que minutos después se sumaron otros cinco policías que llegaron en otro vehículo y acribillaron a balazos ese auto, por lo que murieron los tres ocupantes.
Ante esta situación, Díaz trató de eludir esa escena, pero un grupo de los policías lo hicieron detener, bajar del Dodge con sus manos en alto y lo obligaron a tirarse al piso.
Cuando Ciccutín trató de hacer lo mismo, fue baleado y luego murió en el hospital de Wilde a raíz de las graves heridas sufridas.
Fuente: Diario Conurbano