“Estoy muy emocionada, no pensé que lo iban a condenar a 35 años de prisión. Creo que ahora puedo respirar, siento paz, que pueda reconstruir mi vida, estar tranquilos, creer en que la felicidad es posible, realmente desconfiaba de la Justicia, pero hoy me siento reconfortada, porque creyeron en mi relato y se le aplicó la pena que se había pedido”, dijo a Data Judicial con los ojos irritados Sofía Ludmila González, tras llorar al escuchar la condena que el Tribunal Oral Criminal N° 2 de Quilmes le aplicó a Diego González, el sujeto que por más de una década abusó sexualmente de ella, la obligó a abortar siendo una adolescente y tener hijos. Pasado el mediodía se conoció el fallo que fue leido por el presidente, doctor Pablo Pereyra.
Tras escuchar la condena a 35 años de prisión la sala de la planta baja de la sede de Penales estalló en un aplauso. González no presenció la resolución de los magistrados Pereyra, Darío Hernández y Félix Roumieu. En los considerandos no se hizo lugar a las solicitudes de la defensa y si a los agravantes requeridos por el fiscal Sebastián Videla como por el particular damnificado, Marcelo Valenti. Los aplausos siguieron una vez desalojada el recinto de la sede judicial y en la puerta de Penales la víctima como los familiares aguardaron la salida del encargado de la acusación para volver a manifestarse con un estruendoso aplauso en expresión de agradecimiento.
Si bien el fallo se conoció la semana pasada, este miércoles se confirmó la condena de 35 años. La víctima, hoy mayor de edad, fue abusada por su padre durante 14 años. Según relató en el juicio, González comenzó a violarla a los 5 años, y los abusos se extendieron hasta la edad de 19. Y si bien el juicio estuvo a punto de caerse porque la prueba de ADN era insuficiente, el relato de la víctima, de los hermanos y el contexto de violencia de género, aportaron al trajo de la Fiscalía.
En un testimonio estremecedor, la joven contó ante el Tribunal que su padre la embarazó en tres ocasiones, la obligó a abortar a los 15 años y tuvo dos hijos, de los cuales uno falleció. La denuncia fue realizada en 2017 en la sede de la Comisaría de la Mujer de Quilmes donde contó con detalles el calvario que sufrió durante parte de su infancia y adolescencia, en una vivienda ubicada en la localidad de Bernal Oeste.
La joven, en su testimonio, dejó asentado que su madre desconocía completamente la situación, porque su padre esperaba que ella se fuera a trabajar o se quedara dormida para perpetrar los abusos. Tampoco estaban al tanto sus tres hermanos, de 14, 17 y 18 años, pese a toda la familia compartía el mismo techo.