En las últimas horas fue recapturado el último de los once presos que protagonizaron, el pasado 6 de noviembre, la mega fuga de la Comisaría Tercera de Quilmes. Cayó tras una investigación por robos en domicilios de Berazategui, pero se ocultaba en la localidad varelense de Bosques.
El sindicado era el último de los evadidos de la Seccional de La Colonia que aún permanecía prófugo de la Justicia. La última noticia acerca del caso tuvo lugar el 18 de diciembre pasado, cuando en la ciudad de La Plata recapturaron al penúltimo de los fugitivos, en momentos en que intentaría robar un auto estacionado en la vía pública.
En este caso, la Comisaría Primera de Berazategui -a cargo del comisario Hugo Gutiérrez- investigaba una serie de robos en viviendas de la jurisdicción, tanto bajo la modalidad “entradera” como “escruche”, cometidos en las últimas semanas. Así lograron identificar a uno de los presuntos autores de los ilícitos, de 25 años, y comprobaron que se trataba efectivamente del último de los fugitivos de la Tercera de Quilmes.
Con intervención de la fiscal Karina Gallo, titular de la UFIJ Nº 4 de la ciudad, se organizó un importante operativo para allanar el domicilio en que se ocultaba, en la calle Pino Hachado al 3200 de la localidad de Bosques, Florencio Varela. En horas de la madrugada de este miércoles, la Policía irrumpió en la finca con apoyo del Grupo Halcón, logrando así la detención del sindicado.
En su poder secuestraron una pistola calibre 22 con numeración suprimida. Es por ello que además del delito por el que se encontraba originalmente detenido, caratulado como “robo agravado por el uso de arma en poblado y en banda”, ahora también deberá dar cuentas por “evasión” y por “tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil”.
Cabe recordar que, según se informó oficialmente, en los calabozos donde deberían haber 12 personas alojadas, había 52. Ese miércoles en horas del mediodía, un joven oficial de 23 años abrió con la llave la puerta de los calabozos para entregar la comida, en una maniobra habitual. Pero cuando estaba adentro fue sorprendido por los detenidos, que lo empujaron y 11 de ellos salieron corriendo.
El policía cerró la puerta con llave, impidiendo que los demás los imitaran. Sin embargo, del lado de afuera debía estar otro oficial -de 23 años- encargado de cerrar la puerta cuando su compañero entraba al calabozo, pero en esta oportunidad se demoró porque justo otro policía le habló, de manera que no estaba en el lugar preciso cuando debía realizar dicho procedimiento.
A lo largo de este tiempo, uno a uno fueron cayendo nuevamente en manos de las autoridades judiciales y policiales. Al primero lo habían atrapado en jurisdicción de la Comisaría Quinta del barrio La Cañada, mientras que al segundo lo acorralaron en la Ribera de Quilmes.
A otro habían ido a buscarlo en su casa del barrio Iapi, pero allí sorprendieron a su madre presuntamente vendiendo drogas. Horas después su hijo fue también arrestado. Otros dos cayeron en allanamientos realizados en la Villa Itatí de Bernal y en la villa El Monte. Al menos tres se entregaron por sus propios medios en los Tribunales Penales de Quilmes, en la DDI de la ciudad y en una dependencia de la ciudad bonaerense de Marcos Paz.
Fuente: Perspectiva Sur