La pandemia golpea a todos por igual, pero más a los habitantes de los llamados barrios vulnerable donde la ayuda muchas veces demora en llegar. Este es el pedido de una jubilada de uno de los asentamientos de Florencio Varela, que no llega a fin de mes, que recorre comedores y ollas populares para poder comer. Su historia es igual a la de cientos de adultos mayores de la región.
“Soy jubilada, cobro la mínima y no me alcanza ya que tengo que comprar medicamentos” cuenta Ramona Olga Molina de 68 años una vecina del asentamiento de barrio La Sirena a metros del arroyo Las Piedras.
La mujer vive con su hija trans que la ayuda cobrando una cooperativa. ” No tenemos para comer. Hemos ido por el barrio a buscar un plato de comida a la olla popular ” narra la jubilada. Ramona y su hija Gabriela viven en una vivienda de calle Nuestras Malvinas y Pasaje 10 entre Iglesias , comentan que se comunicaron a la municipalidad para ver si pueden ayudarlas, pero que les respondieron que es “solo para casos urgentes”.
“A nosotros no nos ayuda nadie. En el barrio nadie ingreso para ver las necesidades que tenemos . Llamamos al 08009991234 y dijeron que no me pueden ayudar porque es solo para las urgencia” dicen las mujeres y remarcan “al menos que nos ayuden con mercaderia “.
Durante muchos años, la casa de Ramona Molina madre de una conocida referente del barrio Melody Gabriela Salcedo, fue el epicentro de entrega de ayuda para sus vecinos y hasta de un merendero; hoy a sus 68 años y en medio de la pandemia clama por mercadería y alimentos para poder vivir.
Ramona y su hija cuenta que han tenido que recurrir a la olla popular o a pedir , pero no en todos lados han recibido ayuda, en algunos lados las raciones no alcanzan y en otras hay listado de beneficiarios. “A pocas cuadras de casa está la capilla Caacupé. Ahí hay un comedor fui a pedir comida y me dijieron que no. Que es solo para los que están anotados. Ni un arroz me quisieron dar siendo una mujer mayor que está pidiendo ayuda” narra Molina.
Ramona vive con su hija que es su sostén, Melody está sin trabajo y cobra una cooperativa dinero que no alcanza para vivir. “No nos alcanza . Andamos en los comedores pidiendo” manifiesta Melody. ” Nadie ha venido al barrio a ver lo mal que la estamos pasando en el barrio del fondo de La Sirena” clama.
La situación en el vecindario y en especial en la casa de Ramona es desesperante y así lo asegura su hija “ni puedo salir a hacer la calle, a prostituirme para traerle comida para mí madre” expresa Melody desesperada.
”Suena mal, pero es la realidad. Ni siquiera puedo salir a prostituirme para poder comprarle la comida a mí madre, o pagarle sus medicamentos ya que la jubilación mínima que tiene no le alcanza” sentencia la militante trans de La Sirena cuya situación es desesperante ante la falta de alimentos en su casa , con una madre de 68 años que debe tomar medicamentos para cuidar su salud. Quienes puedan acercarle mercadería a Ramona, pueden contactarse en la red social Facebook con Gaby Salcedo.
Fuente: Infosur