La justicia le secuestró al femicida Fernando Farré, condenado a prisión perpetua por el crimen de su mujer Claudia Schaefer en 2015 en un country de Pilar, dos celulares en su celda del penal de Bahía Blanca, luego de que una fiscal y la querella denunciaran que el condenado hostigaba por redes sociales a testigos de la causa, la hermana de la víctima y hasta a una de sus hijas, informaron hoy fuentes judiciales.
El allanamiento se produjo el jueves pasado en el sector B del módulo de la Unidad 4 de Bahía Blanca del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), destinado a pacientes de riesgo ante el coronavirus, donde Farré (56) cumple su condena.
De acuerdo al acta de secuestro realizada por funcionarios del SPB, al femicida le encontraron el celular marca Samsung modelo Core Prime SM-G361F que tenía registrado de manera oficial desde el 15 de abril a partir de la resolución que permitió a los presos tener teléfonos móviles por las suspensión de la visitas ante la pandemia, pero además le secuestraron un segundo aparato clandestino también marca Samsung modelo J2 Prime SM-G532M.
Pese a que el reglamento que permite a los presos tener celular mientras dure el aislamiento social, preventivo y obligatorio ante la pandemia, es claro a que la única aplicación que pueden tener descargada es la de WhatsApp, en los dos celulares de Farré estaban instaladas también las redes sociales Facebook, Twitter e Instagram.
El procedimiento fue ordenado por el juez Esteban Andrejin, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de San Isidro, el mismo que en 2017, tras un juicio por jurados, condenó a Farré a prisión perpetua por el femicidio de su esposa y que el 16 de abril pasado le había rechazado al condenado un pedido de prisión domiciliaria que había formulado a través de su defensa por temor a contagiarse Covid-19 en el penal.
En esta oportunidad, el magistrado hizo lugar a una presentación conjunta realizada por la fiscal de la causa, Carolina Carballido Calatayud, y el abogado Jorge Sandro, quien representa como particular damnificada a la familia de Schaefer.
En esa presentación, la fiscal Carballido le informó al juez que había recibido en su teléfono celular oficial mensajes de un testigo que declaró en el juicio y también de la hermana de la víctima, Sandra Schaeffer, en los que le comunicaban que Farré los estaba hostigando desde el penal a través de distintos perfiles de Facebook, algunos creados con nombres de personas vinculadas a la causa.
Incluso, la ex cuñada del femicida contó que ella recibió una solicitud de amistad del perfil de Farré que ella bloqueó y que luego se enteró que a través de Facebook Farré había intentado contactar a su hija mayor, que ya tiene 18 años, y que incluso le había mandado un mensaje a una amiga de la joven para preguntarle por un número de teléfono.
“Ambas personas que se pusieron en contacto con la fiscalía manifestaron sentirse hostigadas y con temor por el insólito e insistente acoso de Farré, refiriendo no entender, además, cómo una persona privada de su libertad y condenada a prisión perpetua tiene en su poder medios de comunicación que le permiten intimidar a familiares directos de la víctima, testigos del juicio y allegados de estas personas mediante una maniobra de corte tenebroso”, sostuvo la fiscal Carballido en parte de su escrito.
Ante el secuestro de los celulares, el abogado defensor de Farré, Jorge Césaro, presentó un pedido de recusación del juez Andrejin en un escrito en el que además consideró la medida arbitraria y en el que él se atribuye ser quien le maneja a Farré los perfiles de sus redes sociales.
Fuentes del SPB informaron que hay 22.000 celulares registrados por la pandemia y hasta el momento sólo hubo seis casos de mal uso de ellos.
El femicidio de Schaefer (44) fue cometido el 21 de agosto de 2015, cuando la mujer fue junto a su abogado a la casa de fin de semana que el matrimonio alquilaba en el country Martindale de Pilar para retirar sus pertenencias.
El encuentro se realizó en el marco de un conflictivo divorcio que incluía una denuncia de la víctima en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia y una exclusión de hogar del imputado del domicilio que compartían en el barrio porteño de Recoleta.
Cuando Schaefer fue al vestidor de la casa a retirar su ropa, Farré entró detrás de ella, cerró la puerta con llave y la atacó con dos cuchillos que previamente sacó de la cocina. Según la autopsia, Farré le ocasionó con golpes y los cuchillos un total de 74 lesiones, de las cuales 66 fueron heridas de arma blanca, y la causa de la muerte fue un degüello.