Con el objetivo de intercambiar información y realizar un seguimiento exhaustivo de las medidas de bioseguridad que se desarrollan en las cárceles y alcaidías de la provincia de Buenos Aires, se llevó a cabo un encuentro virtual con la participación de autoridades penitenciarias y de las áreas de salud de los establecimientos penales, en el marco de la pandemia por el COVID-19.
La reunión tuvo lugar el domingo, se prolongó durante tres horas, y a través de una aplicación digital se pudieron conectar desde distintos puntos de la Provincia.
En el encuentro se presentaron informes y se llevó a cabo un repaso pormenorizado de todas las medidas de bioseguridad que se vienen aplicando para evitar que el coronovirus se extienda en contextos de encierro, priorizando el resguardo de la salud del personal penitenciario y de las personas privadas de libertad.
En la reunión, que tuvo lugar este domingo a la mañana, estuvieron el jefe del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), Xavier Areses, la directora provincial de Salud Penitenciaria, Sonia Quiruelas, el director provincial de Política Penitenciaria, Luis Ratto, el subjefe del SPB, Juan Vaccaro y el director general de Asistencia y Tratamiento, Pablo Bonafé.
Además, participaron los jefes de los 12 complejos penitenciarios de la provincia, los Jefes de áreas de Sanidad e integrantes de los equipos de salud, como así también los titulares de las Alcaidías Departamentales. Areses destacó que “fue un encuentro muy productivo. Hemos intercambiado información y compartido ideas a fin de extremar los recaudos frente a la pandemia”.
Como se recordará, en el marco de la pandemia de coronavirus, la Dirección de Salud del Servicio Penitenciario Bonaerense, a través de diferentes resoluciones, estableció medidas de prevención y protocolos de actuación con el objetivo de resguardar a las personas que se encuentran privadas de libertad y a los agentes de la mencionada fuerza.
Ante el aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno, se suspendieron las visitas en alcaidías y penales de la Provincia. Solamente, los allegados de los internos pueden acercar mercadería, como comida o indumentaria, que debe pasar por un doble proceso de desinfección.
Además, se suspendieron las actividades educativas y extracurriculares. Mientras tanto, los docentes pueden enviar material de estudio bajo estrictas normas de bioseguridad.
Los penitenciarios, al arribar a sus lugares de trabajo, tienen que someterse a un control de temperatura, y a una evaluación de síntomas, a fin de descartar dificultad respiratoria o pérdida de olfato o gusto. También firman una declaración jurada para declarar que no presentan síntomas asociados al Sars-Cov2.
A su vez, se estableció obligatoriedad del tapaboca y se dispuso, para los agentes, una limitación para el uso del comedor y espacios comunes. En todas las dependencias del Servicio Penitenciario Bonaerense se reforzaron las medidas de higiene y bioseguridad.
Ante la aparición de un caso sospechoso dentro del personal, se procede a aislar a la persona y a sus contactos estrechos.
En el caso de los internos, cuando los médicos lo consideran, se los traslada a un hospital extramuro y se les realiza el diagnóstico en un laboratorio de la Red de SARS-CoV-2.
Seguidamente, se identifica y se vigila de forma activa a quienes compartieron espacio físico con el presunto infectado.
Si un encarcelado diera positivo al hisopado, si presenta síntomas graves queda internado en un hospital externo. Cumplido el tratamiento y los criterios de fin de aislamiento (mejoría clínica, afebril por al menos dos muestras respiratorias tomadas con 24 horas de diferencia) es reingresado a la unidad o alcaidía de origen.