El presidente Alberto Fernández anunció la prórroga del aislamiento social, preventivo y obligatorio hasta el 30 de agosto y, según lo acordado con gobernadores, “en las zonas rojas volver a la fase 1”.
“El problema ya no es el AMBA, se ha diseminado en todo el país”, dijo el jefe de Estado al realizar el anuncio desde la residencia de Olivos y agregó: “Hace muchos meses la Argentina se olvidó de la cuarentena, si no salgan a la calle y vean”, y volvió a enviar a un mensaje a los jóvenes, que -según dijo- “tienen mucho que ver en promover reuniones clandestinas”.
Además, Fernández destacó que el Gobierno “poco a poco” fue “abriendo la circulación de la gente y permitiendo actividades de comercios e industrias con protocolos, y eso ha funcionado maravillosamente bien”.
Al respecto, advirtió que “los contagios fueron en encuentros sociales, en los que la gente va a esos encuentros con la convicción de que todos están sanos, pero hay enfermos sin síntomas y enferman a otros”.
En cuanto a las normas de distanciamiento social, Fernández remarcó que “no es un acto de autoritarismo, ni de prepotencia” de su parte, sino que se basa en el alto “riesgo” de contagio. “No es un acto de autoritarismo, ni de prepotencia, entiendan que aumentar la circulación, acercar los contactos físicos, es un riesgo. No tengo otra forma de resolverlo”, enfatizó el Presidente en la Quinta de Olivos.
“El sistema de salud está dando respuesta a todos, pero el número de contagios crece y la demanda de atención médica también y empieza a haber una ocupación de camas preocupante” en el AMBA, advirtió.
Además, Fernández destacó el papel de “los médicos hicieron un esfuerzo sobrehumano en este tiempo para que el sistema funcione y se expusieron al contagio”. Como es habitual, el Presidente enfatizó que el cuidado es personal y “ya no depende de un Presidente o de un Gobernador”.
“La realidad es que está en nuestras manos cuidarnos, ya no depende de un Presidente o de un Gobernador, está en nuestras manos”, resaltó el jefe de Estado. En la Quinta de Olivos, señaló: “Para muchos, se ha convertido en un tiempo de no libertad para acercarnos a los afectos, pero ojo que en esos abrazos, en esos encuentros, el riesgo se potencia enormemente”.