La jubilada de 61 años que fue golpeada y quemada el pasado 9 de agosto por delincuentes que le robaron y le prendieron fuego la casa en el partido de Quilmes murió en el hospital en el que estaba internada, mientras que los tres detenidos por el crimen se negaron a declarar ante la Justicia, informaron ayer fuentes policiales.
En tanto, la hija de la víctima Ángela Chiapelo (61) involucró en el hecho a una prima suya que cumplía arresto domiciliario en la casa de su madre y que, días antes del hecho, había sido trasladada a otra vivienda tras haber sido denunciada por la víctima por distintos episodios de violencia.
Fuentes policiales aseguraron que Chiapelo estaba internada en el hospital Iriarte del mencionado municipio del sur del Gran Buenos Aires y falleció en las últimas horas por las graves heridas sufridas tras el ataque.
El hecho se registró el domingo 9 de agosto por la madrugada en una casa situada en Bogotá al 4700, entre Ecuador y Colombia, en la localidad de Ezpeleta.
Fuentes policiales informaron que todo comenzó cuando la víctima estaba en su vivienda y fue sorprendida por delincuentes que la golpearon, le robaron y, antes de escapar, le prendieron fuego el inmueble. Según las fuentes, vecinos de Chiapelo la rescataron y alertaron a los bomberos que rápidamente acudieron para apagar las llamas. La jubilada fue trasladada de urgencia al hospital donde quedó internada algunos días en grave estado, dado que sus vías respiratorias fueron afectadas por el humo y sufrió algunas quemaduras.
Efectivos de la comisaría 6ta. de Quilmes fueron alertados por el ataque y comenzaron a recabar datos a través de testimonios y pruebas para identificar a los agresores. Con esos datos, la Policía aprehendió a un joven de 22 años identificado como Ezequiel Fleitas, apodado “Tati”, como principal sospechoso.
Además, los efectivos detuvieron a dos hermanos de 17 y 20 años como los presuntos cómplices del asalto, añadieron las fuentes.
Fuentes judiciales aseguraron que Fleitas y el joven de 20 años fueron indagados hoy por el fiscal Martín Conde, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 del Departamento Judicial Quilmes, quien caratuló la causa como “incendio agravado por el compromiso de vida, homicidio y robo en grado de tentativa”.
Sin embargo, ambos se negaron a declarar y quedaron detenidos, dijeron las fuentes, que agregaron que el otro de los apresados, de 17 años, quedó a disposición de la justicia de menores.
Griselda Quevedo, hija de la víctima, dijo que las personas que golpearon a su madre y quemaron la vivienda “tenían acceso a casa porque ingresaron con llave” y apuntó a una prima suya que cumplía un arresto domiciliario por una causa de venta de estupefacientes. “En esa casa vivían mi mamá con su papá, Miguel Chiapelo (84) y desde hacía nueve meses también una sobrina de él, de nombre Verónica Chávez (43), quien cumplía un arresto domiciliario”, señaló la mujer.
La mujer relató que su madre realizó dos denuncias por golpes y amenazas de muerte en la comisaría 6ta de Ezpeleta y también en la municipalidad y solicitaron en la Justicia el traslado de Verónica a otro domicilio. “Luego de varias denuncias, el 6 de agosto llegó la orden de traslado para Verónica y ese mismo día, la madre de ella se llevó a vivir a mi abuelo a su casa, por lo que mi madre quedó sola”, relató.
“Mi mamá vivía presa en su pieza. Entraba mucha gente a esa casa, la habían tomado”, destacó Griselda, quien agregó: “Verónica se había peleado con una pareja y, como de chica se había criado en esa casa, le ofrecimos para que venga a vivir”.
La mujer confirmó que “Tati”, uno de los detenidos por el hecho, es yerno de Verónica y que varias veces fue a la casa para estar con su novia, de nombre Thalia, y dijo que “los tres detenidos son pibes conocidos del barrio”. “La Justicia me dio la espalda cuando hicimos la denuncia. Mi mamá pidió ayuda varias veces. Ahora pido que la Justicia siga investigando y saber quién entregó las llaves de la casa”, sostuvo.