Pasaron 3 años y 6 meses del ataque a cuatro adolescentes que esperaban un colectivo en av. Senzabello y Los Andes de Florencio Varela. Dos de ellas perdieron la vida al momento por las balas de un agresor que aún no está detenido, y otras dos milagrosamente están vivas y siguieron adelante. El recuerdo a Denise Juárez y a Sabrina Barrientos continúa latiendo fuerte entre sus familiares, amigos y conocidos. La pasada semana, en el monolito que se instaló dónde fueron baleadas, se colocó un árbol para recordarlas.
El día 11 de cada mes, desde aquel 11 de febrero de 2017, no hay mes que los allegados a Denise y a Sabrina, no las recuerden con palabras, con un mensaje de justicia y con una foto de las jóvenes, en algún momento de su adolescencia feliz.
Sandra Gómez, mamá de Sabrina Barrientos, recordó hace unos días a su hija “Otro once te extraño tanto. Solo espero que se haga justicia, ya no sé en qué creer”.
Además, la mujer que habitualmente visita el monolito que recuerda a las inseparables amigas ” Denise y Sabrina”, y encontrándolo descuidado contó el pasado 11 del corriente ” como siempre la maldad de algunos que rayaron todo”.
Al ver el daño que alguien habría realizado en el cantero y en la placa con el nombre de las adolescentes víctimas de la denominada ” masacre de Varela” , puso manos a la obra y con los elementos de protección por el coronavirus se apersono en av. Senzabello y Los Andes, el viernes 11 y 14 de agosto, y junto a un familiar acondicionaron el monolito: “su tío le limpió el monumento a Sabri. Gracias Aldo por acordarte de tu sobrina” expresó y además Gómez retrató las imágenes del trabajo que realizaron allí “Hoy le plantamos flores. Espero que no se la roben” .
La causa por los asesinatos de Denise Juárez y Sabrina Barrientos, permanece en el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil 2 de Varela, paralizada y archivada. El que para el fiscal Cipollone apretó el gatillo matando a las jóvenes e hiriendo a Némesis Núñez y a Magali Pineda es un varón de 14 años, hoy entre 17 y 18 años de edad, que permanece en libertad.
Para los familiares de las jóvenes fallecidas, el dolor no termina, no se acaba y las heridas sangran a diario, mientras continúan clamando por el esclarecimiento del caso; es escuchar de boca de quienes salvaron su vida qué pasó esa noche del 10 y madrugada del 11 de febrero de 2017, y a partir de ello encontrar y detener a los verdaderos culpables .