El atraso en los pagos por parte de la provincia de Buenos Aires, a través del IOMA, ha generado un cuello de botella que crea angustia tanto en las personas que cumplen esa función como en los destinatarios de su tarea. La situación compleja por la que viene atravesando los acompañantes terapéuticos se ha ido agravando en los últimos meses.
María Eugenia Alvear (mamá de Nehuén) explicó el caso de su niño, familia oriunda de Junin, quien tuvo un síndrome que le produjo un retraso madurativo muy severo, -aunque destacó que el acompañamiento terapéutico no es dirigido solo a las personas con discapacidad o con necesidades especiales-.
“Hay muchos prestadores como psicopedagogos, musicoterapeutas, y otros terapistas están pasando por la misma situación”.
Alvear señaló que “los papás teneos una enorme responsabilidad, mínimamente en acompañarlos en sus reclamos. Por un lado por la necesidad de nuestros hijos, ya que (los acompañantes terapéuticos) son indispensables por la capacitación con que cuentan para que ellos puedan avanzar en el desarrollo de su vida habitual”. A su vez, destacó que además de su capacidad profesional, tienen “un amor y una dedicación donde demuestran que tienen un corazón inmenso”, por eso es “aún mayor la sensación de impotencia que uno siente al ver que su trabajo no sea redituado en tiempo y forma”.
Alvear se preguntó que “¿por qué si los descuentos en los recibos de sueldos de los empleados estatales son automáticos y la plata está destinada a IOMA, los pagos para ellos no llegan en tiempo y forma?”. El atravesar los últimos meses de pandemia “no es excusa”, porque esto viene de años”. En tiempos de digitalización “cada vez se exigen más trámites” y “suena a obstáculos” para no cumplir con las obligaciones de pago.
En muchos casos, la asistencia de un acompañante terapéutico a un niño con necesidades especiales es imprescindible para su integración desde el Jardín de Infantes, por lo que se está violando el derecho de los niños.
“IOMA siempre fue muy burocrático y desigual” porque “hay autorizaciones que en similares situaciones, unas tardan dos meses y otras ocho meses”. Mientras tanto el chico debe concurrir a la escuela y si no tiene autorizado el acompañante, no se le puede permitir. “Es muy complejo el sistema de integración e inclusión, por ello se hace más difícil”.