Los restos del ídolo futbolístico fueron sepultados junto a sus padres en el cementerio de Bella Vista. Ante una multitud de fanáticos colgados en las rejas linderas a la Casa de Gobierno, el féretro con el cuerpo del astro Diego Armando Maradona abandonó poco antes de las 18 de ayer su lugar de velatorio para iniciar el cortejo fúnebre que desembocara en el cementerio de la localidad bonaerense de Bella Vista, para su entierro.
La familia de Maradona decidió finalizar el velatorio e iniciar el cortejo, mientras los fanáticos no dejaban de gritar sus típicas canciones de cancha en homenaje al último gran ídolo del deporte argentino.
Por expreso deseo de la familia y por cuestión de privacidad fue en una ceremonia íntima, para darle descanso en el cementerio ubicado en la avenida Mayor Irusta 5631. Es el mismo sitio donde están enterrados los restos de sus padres, Doña Tota y Don Diego, fallecidos en 2011 y 2015 respectivamente.
Detalles
El presidente Alberto Fernández llegó a las 10.55 a la Casa Rosada, desde la Residencia de Olivos, y se dirigió al hall de entrada de calle Balcarce 50, donde se desarrollaba el velatorio abierto al público. Acompañado por la primera dama, Fabiola Yañez, y funcionarios del Gabinete nacional, el Presidente saludó a la familia Maradona, se acercó al ataúd visiblemente conmovido y colocó sobre él una camiseta de Argentinos Juniors y dos pañuelos blancos, símbolo de la lucha de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos.
La primera dama, que lo acompañaba, llevó a Diego un ramo de rosas rojas y ambos permanecieron varios minutos en silencio frente al féretro. A metros habían colocado dos coronas del Presidente, una personal con flores y los colores de Argentinos Juniors, el equipo en el que comenzó Maradona y del que el mandatario es simpatizante, y otra institucional del Gobierno nacional. Fernández volvió a bajar al velatorio poco después de las 14, acompañado por el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y luego se sumó Martín Guzmán, ministro de Economía.
A las 14.36 ingresó a Casa Rosada la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien fue recibida por el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y por Kicillof; y de inmediato se dirigió al hall donde se dispuso la capilla ardiente.
Allí, saludó y conversó con Claudia, Dalma y Gianinna -quienes en todo momento estuvieron junto al féretro- y luego colocó un rosario sobre el ataúd de Maradona y se quedó por unos minutos con sus manos apoyadas. A metros estaba la corona que había ofrendado. La Embajada de Italia en Buenos Aires colocó sobre el ataúd camiseta del Napoli con el número 10, junto a la camiseta de la Selección Nacional, a la de Boca Juniors y a la de Argentinos Juniors.
Durante la jornada la gente fue ingresando por el acceso personal de calle Balcarce 50, para dirigirse al hall, donde estuvo el féretro, y retirarse por Balcarce 24. Con un tránsito fluido muchos simpatizantes optaron por pasar en silencio, otros con cánticos y gritos, y muchos ofrendado camisetas de todos los clubes, gorros, banderas, bufandas y posters.
Pero a las 15.15 se desbordó la sala por el ingreso masivo de hinchas, muchos de los cuales treparon las rejas de acceso a Casa Rosada, lo que motivó el retiro del féretro y el traslado hasta el Salón de los Pueblos Originarios, ubicado a unos 30 metros, donde continuó un velatorio íntimo. El propio Presidente y Cafiero salieron al tradicional balcón de Casa Rosada para calmar a la gente.
Los simpatizantes circularon hacia la salida de Balcarce 24, pero muchos optaron por ingresar al patio de Las Palmeras, donde se quedaron unos minutos coreando el nombre del astro. De allí fueron desalojados por la Galería de los Bustos Presidenciales, donde algunos tiraron y rompieron el de Hipólito Yrigoyen. El velatorio, cuya culminación estaba prevista a las 16, se iba a extender hasta las 19, pero los incidentes adelantaron nuevamente el final.
A las 17.44 el féretro fue retirado por la explanada que da a la calle Rivadavia, donde esperaba un coche fúnebre que salió por calle Hipólito Yrigoyen, para trasladarlo a un cementerio de la localidad bonaerense de Bella Vista, a 40 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.
El cortejo fúnebre cambió el recorrido original y tomó por Paseo Colón hasta la Autopista 25 de Mayo para ir luego al Cementerio Jardín de Bella Vista, en el partido de San Miguel.