Unos 600 cuerpos hallados en fosas comunes e individuales de cementerios de la provincia de Buenos Aires, enterrados allí durante la última dictadura militar, no pudieron ser identificados por la falta de perfiles genéticos para cotejar el ADN.
Así lo confirmó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que convocó a quienes tengan un familiar desaparecido a que se acerquen para dejar una muestra de sangre.
“Nos falta la sangre de la familia de estas personas desaparecidas”, explicó Patricia Bernardi, del EAAF, quien reseñó que en el año 2017 el organismo no gubernamental lanzó una campaña para convocar a los familiares de desaparecidos.
Bernardi precisó que el EAAF “tiene 600 cuerpos exhumados en distintos cementerios de la provincia de Buenos Aires que no han podido ser identificados”.
Se trata de cuerpos esqueletizados de ambos sexos que presentan lesiones traumáticas. Semanas atrás, la especialista testificó ante el TOF N°1 de La Plata, que desde el 27 de octubre último juzga a 18 represores, entre ellos Miguel Etchecolatz.
Los delitos apuntados son secuestros, torturas, crímenes y abusos sexuales cometidos contra casi 500 víctimas alojadas en tres centros clandestinos de detención durante la última dictadura militar.
Se trata de tres centros que funcionaron en dependencias de la Policía Bonaerense: el Pozo de Bánfield, Pozo de Quilmes y el que funcionó en en la Brigada de Lanús y fue conocido como “El Infierno”.
En esa audiencia la licenciada brindó detalles sobre las técnicas científicas que aplica la institución para recuperar los restos esqueletarios. La investigadora testificó por 14 víctimas, cuyos crímenes son juzgados en ese juicio. El equipo realizó excavaciones en fosas comunes del Cementerio de Avellaneda, Lomas de Zamora, La Plata y el Cementerio de General Villegas en el partido de La Matanza.
Bernardi explicó que “por el tiempo transcurrido es muy probable que en muchos casos se haya cortado la línea de sangre, es decir que ya no estén vivos ni los padres o madres para cotejar su ADN con el perfil genético de los restos”.
“¿Que familiares pueden donar? Lo ideal es lo que se llama parientes de primera generación, es decir, padres, hijos y hermanos. Cuanto más cercano es el parentesco, más efectiva es la comparación con el perfil genético”, detalló.
Remarcó que “la certeza de la identificación aumenta a medida que se incrementa el número de familiares de desaparecidos que aportan muestras de sangre”.
“El proceso de toma de la muestra es muy sencillo, es un pinchazo en el dedo, no es invasivo ni dramático”, detalló la especialista sobre el proceso a realizar por los familiares de desaparecidos. El EAAF posee un software en el que están cargados los perfiles genéticos de esos 600 cuerpos, por lo que una vez que se tiene la muestra de sangre del familiar, “se ingresa al software y se hace la comparación masiva con los perfiles”.