“No fue fácil dejar de un día para el otro algo que me gustaba como ser policía”, aseguró Lucrecia Yudati, la agente de la Policía bonaerense baleada cuando intentó detener a los hermanos Martín y Christian Lanatta y a Víctor Schillaci, condenados por triple crimen de General Rodríguez, luego de que el 27 de diciembre de 2015 protagonizaran una fuga del penal de General Alvear que tuvo en vilo al país durante 15 días.
En una entrevista con Télam, la ahora policía retirada recordó que a raíz de ese ataque, en el que fue herida a tiros en ambas piernas con un fusil FAL empuñado por Martín Lanatta, fue sometida a “55 operaciones”, lo que le “cambió muchísimo la vida”.
“No fue nada fácil dejar de un día para el otro algo que me gustaba. Me cambió la vida muchísimo, a cinco años del hecho aún sigo en rehabilitación”, aseguró la mujer, quien recordó que le “gustaba mucho” trabajar como policía en las calles.
Yudati fue atacada el último día de 2015, cuatro días después de que los tres condenados a prisión perpetua por los asesinatos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina cometidos en 2008 en General Rodríguez lograran escapar del penal bonaerense de máxima seguridad de General Alvear.
Ese domingo 27 de diciembre de 2015, los hermanos Lanatta y Schillaci lograron evadir los controles del área de sanidad y ganar la calle para protagonizar durante los 15 días siguientes una fuga cinematográfica por el territorio bonaerense.
Los fugitivos sortearon varios controles policiales, recorrieron distintas localidades de la provincia de Buenos Aires, tomaron rehenes y se enfrentaron a tiros con policías y gendarmes hasta que fueron recapturados en una localidad de la provincia de Santa Fe.
Para lograr huir del penal, los tres delincuentes aprovecharon un control rutinario de calabozos y tomaron como rehén a un carcelero, tras lo cual escaparon a bordo de un viejo Fiat 128, que luego abandonaron y cambiaron por una camioneta para continuar la fuga rumbo al sur del conurbano.
Primero se dirigieron al partido de Florencio Varela, donde visitaron la quinta de un amigo, Marcelo “El Faraón” Melnyk, quien poco después terminó por reconocer que había estado con los fugitivos aunque solo por “cinco minutos” y que no les había prestado dinero ni armas. Luego, los Lanatta y Schillaci continuaron con la huida hacia la localidad bonaerense de Ranchos, donde el 31 de diciembre se tirotearon con los policías Yudati y Fernando Pengsawath que los interceptaron en un control vehicular.
“Me dispararon con un FAL en la pierna izquierda y también tengo esquirlas de escopeta. Fui herida en las dos piernas pero la más complicada fue la izquierda. En total tuve 55 operaciones”, contó la expolicía.
Al día siguiente, ya en Año Nuevo de 2016, Elvira Susana Martínez, la exsuegra de Christian Lanatta, denunció que éste había ido dos veces a su casa de la localidad bonaerense de Berazategui y le había robado plata y una camioneta Renault Kangoo.
Para ese momento, los tres hombres eran buscados por más de mil policías, mientras que se inició una investigación que vinculó a varias personas. El 7 de enero, los Lanatta y Schillaci tuvieron un nuevo enfrentamiento con las fuerzas de seguridad: se tirotearon con el comandante de Gendarmería Nacional (GNA) José María Valdez, a quien Martín Lanatta hirió de un disparo de fusil en los alrededores de la localidad santafesina de San Carlos.
Ese mismo día, en un ataque posterior a otro grupo de gendarmes, los tres delincuentes robaron una camioneta Citroën Berlingo, handys, chalecos antibala y pistolas y una Volkswagen Amarok, a la que le dispararon para inutilizarla.
Luego, los prófugos asaltaron a un ingeniero agrónomo en la capital santafesina, le robaron una camioneta Amarok blanca, a la que plotearon con la leyenda “Gendarmería”, y continuaron con la huida. La fuga, que era seguida minuto a minuto en vivo por varios canales de televisión, comenzó a llegar a su fin con la detención de Martín Lanatta en la localidad santafesina de Cayastá, adonde volcó la camioneta en la que huía con sus cómplices, quienes continuaron la fuga a pie.
El martes 11 de enero de 2016, tras 15 días de fuga, Cristian Lanatta y Schillaci fueron atrapados en una arrocera de Cayastá, Santa Fe. La Justicia los acusó de cuatro delitos cometidos durante la fuga y los condenó a penas de entre 7 y 10 años de cárcel, que se sumaron a la prisión perpetua que los tres ya tenían por el triple crimen de General Rodríguez. Actualmente, los condenados se encuentran alojados en el penal de máxima seguridad de Ezeiza, del Servicio Penitenciario Federal (SPF).
En febrero de este año, el Tribunal Oral 1 de La Plata, en un juicio abreviado, condenó a los Lanatta a 13 años de prisión y a Schillaci a 7 por balear y herir a los policías Yudati y Pengsawath.
“En el juicio temblaba de volver a verlos pero necesitaba cerrar el hecho. Los pude mirar a la cara pero ellos nunca lo hicieron. Solo Christian Lanatta y Víctor Schillaci me vieron una vez pero bajaron la cabeza”, recordó la agente baleada, quien agregó que nunca tuvo interés en hablar con ellos, sino que “solo los quería mirar”. Yudati contó que gracias al apoyo de su familia y de los médicos pudo salir adelante y volver a caminar, algo que en un momento pensó que no podría volver a hacer.
Si bien la mujer se encuentra retirada de la Policía bonaerense por incapacidad, explicó que sigue vinculada a la fuerza y que a través de la Fundación Poboha (Policías bonaerenses heridos y agrupados) se dedica a apoyar a otros policías que sufrieron situaciones similares, ya que eso la “ayuda mucho”.