Siguen las repercusiones luego de lo que fue la fiesta clandestina de calle 131, en Ranelagh. Ahora, una vecina de la zona mostró el registro de llamadas que realizó durante toda la madrugada para alertar a las autoridades, aunque nadie se acercó al lugar. La celebración reunió a unas 300 personas, en su mayoría jóvenes y algunos menores de edad. Comenzó en la madrugada del 1 de enero y se extendió hasta las primeras horas del día, cuando una batalla campal y la rotura de autos y varios frente de viviendas colmó la paciencia de los vecinos.
Precisamente una de las vecinas damnificadas contó al Periódico El Progreso -pidió resguardar su identidad dado que vive a metros de los organizadores del evento- contó que llamó durante horas a la Policía, al 911, la Municipalidad, Emergencias y a la comisaría 2° de Ranelagh: nadie fue hasta el lugar a controlar lo que pasaba; la mujer puso a disposición de los medios el registro de comunicaciones infructuosas.
Cómo consecuencia de los disturbios, además de los daños materiales mencionados un joven de 23 años recibió una puñalada. “Fue un descontrol total lo que pasó. Cerraron la calle y armaron una fiesta como si fueran los dueños del barrio. Nadie vino a controlar nada”, señaló un vecino de la localidad berazateguense.