María Laura Stirnemann, secuestrada a los 4 años junto a su madre Laura Franchi, relató las secuelas sufridas tras esa traumática vivencia y recordó que “le escribí una carta a (el dictador Jorge Rafael) Videla para que libere a mi mamá para que venga a mi comunión”. “Sufrí amnesia postraumática y la memoria la recuperé con el tiempo. Tenía muchas crisis nerviosas y estuve en tratamiento psiquiátrico. Recuerdo que le tenía miedo a los uniformados y el psiquiatra me llevaba a andar a caballo a un cuartel para que le perdiera miedo a los uniformes”, contó María Laura al declarar junto a su madre Laura Franchi y su hermana Silvina, nacida en cautiverio, ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata en el marco del juicio unificado por los centros de Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno, en Lanús.
La mujer y su hermana fueron a vivir con su abuela materna a Olavarría y visitaban a su madre en la cárcel de Olmos y luego en el penal de Devoto.
“Cuando iba a tomar la comunión le escribí a Videla para pedirle que liberara a mi mamá para que viniera a la comunión. Me contestó que no la podía liberar pero podía permitir una visita de contacto, y que de grande iba a entender por qué no la podía liberar”, relató la mujer, quien recordó que fue con su ropa de comunión a la cárcel de Devoto.
“Tenía flashes de recuerdos, como que habían jugado a la ruleta rusa conmigo en la comisaría de Quilmes y que vi a mi mamá colgada de una soga con su cabeza dentro del agua”, recordó María Laura.
La mujer estudió antropología y años más tarde pudo recuperar los restos de sus padre Mario Alfredo Stirnemann, sepultado en una fosa del Cementerio de Lomas de Zamora, junto a un bebé de 3 meses de apellido Ledesma, precisó ante el Tribunal.
María Laura agradeció la oportunidad de testimoniar ya que los responsables del asesinato de su padre en Puente Vasco ya fallecieron sin que lograra justicia por lo que, afirmó, “este testimonio sería la primera que vez que se hace justicia por lo sufrido” por su familia.
Su hermana Silvina, nacida en cautiverio, contó que conservó “en lo profundo” de su infancia, una memoria “de ese primer abrazo de mi mamá (al nacer)”.
“Y fue el abrazo que recuperé al reunirme en Francia con ella y creo que eso le dio una identidad y sentido a mi vida”, completó. Laura Franchi se exilió en Francia en 1981, luego de salir del país sola, y años después logró que sus hijas viajaran a reunirse con ella, lo que supuso un trance duro para las niñas que tenían una vida armada junto a su familia materna en Olavarría.
Las dos mujeres militan en la organización Hijos en Francia y en febrero de 2020 se reunieron en París con el presidente Alberto Fernández para pedirle que arbitre medidas contra las declaraciones negacionistas.