La medida la dispuso la jueza de Garantías Marcela Garmendia al hacer lugar al pedido de la fiscal del caso, María Eugenia Di Lorenzo, por lo que le dictó la prisión preventiva a Buzali (47) por el delito de “homicidio en grado de tentativa”.
En la resolución, a la que tuvo acceso Télam, la magistrada consideró que “sin importar las consecuencias de su accionar y con claro desprecio por la vida ajena y debiendo representarse el resultado muerte, embistió con el frente de su vehículo el sector trasero del motovehículo que transitaba delante suyo y en la misma dirección”.
El hecho por el que está detenido Buzali ocurrió en la madrugada del 1 de enero cuando su esposa denunció que fue asaltada por tres parejas de “motochorros” en la calle 47, entre 15 y 16, en momentos en que su marido estacionó para dejar a su padre en su casa.
Según la legisladora, cuando se dirigía con su esposo a realizar la denuncia a bordo de su Fiat 500L negro con techo blanco, volvieron a ser interceptados por los que creyeron que eran los mismos delincuentes que los habían asaltado.
En la calle 21 y 40, Buzali chocó por detrás a una de las motos en la que viajaban dos jóvenes a los que dejó tirados en el piso pese a las lesiones que habían sufrido. La jueza tuvo en cuenta también que, luego de embestir la moto, fugó del lugar “arrastrando el rodado menor mientras éste desprendía chispas por el roce con el asfalto, particularidad que no podía pasar inadvertida por los ocupantes del automóvil”.
“Como ya he dicho al momento de dictar la orden de detención, tanto los testigos oculares del hecho como también la prueba pericial agregada, son demostrativos de la indiferencia de Buzali respecto de la vida de terceros, al asumir una conducta en la que debía representarse el resultado muerte, máxime tratándose de jóvenes que circulaban en vehículos de menor porte”, reiteró.
Consideró también que en la causa está acreditado que Buzali persiguió “a gran velocidad y por varios metros a las víctimas y a otros motociclistas que se encontraban desplazándose en moto por delante de su vehículo”.
“Cuando los tuvo a su alcance, pudiendo realizar otra maniobra, los embiste sorpresivamente con la parte delantera de su automóvil y más precisamente en su sector medio, en la zona trasera del motovehículo colisionado”, detalló.
También tuvo en cuenta la conducta asumida luego de eso “ya que lejos de detenerse, llamar a la policía y preocuparse por los jóvenes a los que atropelló, huyó del lugar a gran velocidad, no mostrando interés respecto a si alguno de los sujetos pudiera haber quedado atrapado debajo del vehículo”.
“Demostró con ello un total desprecio por el resultado de su accionar, quedando ello de manifiesto no solo con la falta de asistencia a las personas que arrollara, sino también por haberse dado a la fuga del lugar”, precisó.
Descartó que Buzali haya tomado esa actitud por sentirse en riesgo de vida tal como declaró en su indagatoria, porque para Garmendia “en ningún momento las motos rodearon al vehículo, sino que de acuerdo al cúmulo de pruebas reunidas, éstos siempre estuvieron delante del mismo, con posibilidad -reitero- de realizar otra maniobra como ser pasar entre las motos, retroceder o, simplemente frenar”.
Además consideró que “resulta llamativo que no tuviera miedo o mínimamente conciencia de su autopuesta en peligro al momento de iniciar la persecución contra los sujetos responsables del robo con arma de fuego, pero sí sentir temor por su vida (“nervioso, abrumado y temeroso”) posteriormente al hecho objeto de investigación, lo cual lo llevó a no detener su automóvil y retirarse del lugar del hecho, sin asistir a las víctimas”.
En su escrito, la magistrada rechazó el pedido de detención domiciliaria que había pedido Marcelo Peña, abogado defensor del Buzali, aunque ordenó abrir un incidente por separado para evaluar “una posible morigeración de las condiciones de detención”.
Para ello tuvo en cuenta la ausencia de antecedentes penales del imputado, su situación personal y que, según la fiscalía, ya está producida la mayor parte de la prueba en la causa. Buzali está detenido desde el pasado 9 de enero por orden de la jueza Garmendia, quien rechazó tiempo atrás el pedido de excarcelación presentado por su defensa, lo que fue ratificado por la Cámara de Apelaciones de La Plata. La jueza pidió además al Servicio Penitenciario que busque cupo en una cárcel para alojar al esposo de Píparo, que se encuentra detenido en la alcaidía de La Plata, una vez que el fallo quede firme.