El laboratorio Richmond de la Argentina firmó un memorándum de entendimiento con la Sociedad Gestora del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), para producir la vacuna Sputnik V contra el coronavirus en su planta de la ciudad de Pilar, en la provincia de Buenos Aires.
En el desarrollo de la vacuna rusa en la Argentina participará Hetero Labs Limited, un laboratorio de India con el que Richmond mantiene una alianza estratégica desde hace más de 25 años. El acuerdo fue suscripto en Moscú por Tagir Sitdekov, en representación RDIF, y Marcelo Figueiras, presidente de Richmond.
La Argentina viene recibiendo partidas de la vacuna de origen ruso Sputnik V, que fue desarrollada por el Instituto Gamaleya, tras un acuerdo entre ambos gobiernos, y comenzó a aplicarla a trabajadores de la salud a fines de diciembre pasado.
A inicios de febrero, Kirill Dmitriev, director general del RDIF, había afirmado en una rueda de prensa virtual que “la Argentina puede producir la vacuna Sputnik V”. En ese marco, también había señalado que iban a “prever la producción” en el país al incluir “contratos con algunos productores”.
La construcción de la nueva planta de alta tecnología productora de vacunas en la Argentina contemplará la vacuna Sputnik V contra el COVID-19 y otras formulaciones también, además del proceso de rellenado. Cabe señalar que Richmond cuenta con estudios científicos, desarrollos e investigación aplicada muy avanzados en la búsqueda del tratamiento del VIH y las hepatitis.
En diálogo con Infobae desde Moscú, Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond explicó: “Estamos muy confiados en llevar adelante este proyecto y lograr que en un mediano plazo se incremente la capacidad de producción de vacunas en nuestro país”.
Según trascendió, se comenzará a trabajar en forma inmediata y el plazo máximo que se puso Richmond para lograr el proyecto será de un año para tener la planta terminada. La inversión ronda entre los 70 y los 100 millones de dólares. En tanto, el Instituto Gamaleya se encuentra abocado al seguimiento de las mutaciones del virus con toda su capacidad científica y a su vez ocupados en el escalado de la producción ante el incremento de la demanda mundial.
En un contexto de escasez y profunda desigualdad en el acceso a las vacunas contra el COVID-19, para el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) que financió el hallazgo científico de Gamaleya, la región de América Latina siempre fue un territorio de interés para la distribución de Sputnik V .
La pata local que hoy representa el Laboratorio Richmond con la confirmación del acuerdo preliminar con el Fondo soberano Ruso de construir una planta de fabricación de vacunas en la Argentina ratifican el rumbo de esta estrategia y se convierten en el nodo científico fundamental para aumentar exponencialmente el volumen de acceso a la Sputnik V, la primera vacuna registrada del mundo, y poder así perforar la pandemia.