Una vez más el arroyo San Francisco fue objeto de un vuelco contaminante que produjo una sospechosa espuma espesa que se esparció a lo largo de más de cien metros de su cauce.
Los vecinos fueron los que denunciaron otra vez los vuelcos irregulares, ya que aún la Policía Ecológica, ni los gobiernos provincial o municipal lograron dar con los autores de los reiterados delitos ambientales.
El vuelco anterior tuvo lugar el pasado jueves, pero tiñó el agua de color marrón.