El presidente de Richmond, Marcelo Figueiras, había anunciado el 29 de junio que a partir lunes 5 de julio se comenzarían a producir, en la planta bonaerense de Pilar, 150 mil dosis del componente 2 de la vacuna Sputnik V, desarrollada por el Centro de Investigación Gamaleya de Rusia.
“Esta semana estamos fabricando el segundo lote del primer componente y el lunes próximo arrancaremos con los 100 litros del segundo componente que alcanzará para unas 150 mil dosis”, había informado entonces Figueiras a Télam.
“Después de eso esperamos 560 litros más del principio activo, pero dependemos del envío desde Moscú” para continuar con la producción del inmunizante, había explicado.
Figueiras también consideró, días atrás, que la producción local de la Sputnik V contra el coronavirus allana “el camino hacia la autonomía sanitaria sustentable en materia de vacunas en la Argentina”.
Respecto al trabajo, indicó que se trata de un desafío que la compañía asumió y reafirmó “la importancia que en la ciencia tiene el trabajo y la colaboración en equipo”.
Control de calidad
Sobre el proceso, explicó que el Instituto Gamaleya tiene que realizar los análisis del control de calidad, que son “procesos lentos” y generalmente demoran alrededor de quince días una vez que termina la producción.
“Se hacen tres controles distintos, no como con el resto de los medicamentos que los libera directamente el laboratorio de productores”, agregó.
“Los entes regulatorios del mundo, antes que la eficacia, priorizan la seguridad”, subrayó Figueiras oportunamente. En relación al proceso productivo, sostuvo que “es realmente complejo; hay ciencia y mucha capacidad, no solo científica sino también de producción en toda la cadena”.
A su vez, explicó que en la planta de Richmond en la localidad bonaerense de Pilar se realiza la formulación, filtrado y rellenado de viales de la vacuna Sputnik V y desestimó que se trate únicamente de “envasar la materia prima en frasquitos”.
“La materia prima que mandan de Moscú se tiene que filtrar con procedimientos muy específicos” que “son técnicas muy difíciles”, aseguró.
En este punto, remarcó que la Argentina tiene “capacidad técnica y científica, la gente que trabaja está muy preparada y eso es una muy buena noticia de cara al futuro”.
La producción en la planta local
Richmond informó que apuntan a producir un lote de 500.000 dosis por semana, que “puede escalar hasta cinco millones por mes en función de lo que vayan mandando del compuesto fermentado”.
También sostuvo que, en una segunda etapa, se espera “escalar la capacidad productiva a 500 millones de dosis por año para apuntar al mundo, no solo a nuestro mercado” y manifestó la intención de elaborar la materia prima en el país en la nueva planta que se construye también en Pilar.
“Este es un proyecto que nos va a permitir tener una producción y un desarrollo local, y le va a dar una salida a toda la investigación que se está haciendo en el Conicet y en otros institutos argentinos de mucho prestigio”, concluyó el laboratorio nacional. En febrero de este año, Laboratorios Richmond firmó un memorándum de entendimiento con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) para producir la Sputnik V, desarrollo en el que participa el laboratorio indio Hetero, encargado de transferir la tecnología, con el cual la firma argentina posee una alianza estratégica desde hace más de 25 años.