Hasta hace no mucho tiempo, los llamados “cuentos del tío” involucraban a falsos carteros o mensajeros, operarios o funcionarios que se metían en las viviendas con cualquier excusa, pero, pandemia mediante, las estafas mudaron de excusas. Ahora operan a caballo de la digitalización de operaciones financieras, logrando vaciar cuentas o sacar créditos a nombre de las víctimas, aprovechando el desconocimiento de los clientes y las fallas en la información y controles de las entidades que deben velar para que eso no pase. Pero no son los únicos trucos en estos tiempos de Covid-19.
En las últimas horas se conoció una nueva maniobra directamente ligada con la aplicación de las vacunas.
Hasta hace no mucho tiempo, los llamados “cuentos del tío” involucraban a falsos carteros o mensajeros, operarios o funcionarios que se metían en las viviendas con cualquier excusa, pero, pandemia mediante, las estafas mudaron de excusas. Ahora operan a caballo de la digitalización de operaciones financieras, logrando vaciar cuentas o sacar créditos a nombre de las víctimas, aprovechando el desconocimiento de los clientes y las fallas en la información y controles de las entidades que deben velar para que eso no pase. Pero no son los únicos trucos en estos tiempos de Covid-19. En las últimas horas se conoció una nueva maniobra directamente ligada con la aplicación de las vacunas.
“Me llamaron mientras miraba el partido”, contó un hombre que cayó en la trampa, diciendo que eran “del vacunatorio y yo mismo comenté que me faltaba la segunda dosis. Me dijeron que me iba a llegar un código de confirmación para ingresar y que me iba a figurar en la aplicación Cuidar”.
Efectivamente, segundos después recibió el código por mensaje de texto, pero, apenas lo comunicó, “se me borraron de golpe todos los números de WhatsApp”, explicó. En simultáneo, a sus contactos de esa red social comenzaron a llegarles mensajes pidiéndoles dinero en su nombre por “apremios económicos” y un CBU al que podían girar la “ayuda”.
Lo mismo le sucedió a un residente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA): “Me llamaron del gobierno de la Ciudad, con el mismo loguito que me aparecía cuando me empadroné para vacunarme y hasta sabían mi nombre”, apuntó Flavio, sin pasar por alto que “hasta sabían que ya tenía la primera dosis”.
Es por eso que no sospechó cuando le informaron que se trataba de un “reempadronamiento” y que debía pasarles el código que le iban a enviar por mensaje de texto, para acceder al turno. Lo hizo. Y “era el de WhatsApp. Empezaron a llamar a mis amigos y familiares pidiéndoles 50 mil pesos”, apuntó. Algo parecido le pasó a una mujer que días atrás recibió un llamado del “ministerio de Salud y Desarrollo Social (sic)”, pidiéndole información personal para darle un turno de vacunación, pero ella sospechó porque sabía que no hay cartera con tal nombre y la comunicación provenía de un número privado.