Jorge Ríos, el jubilado de 71 años que en julio del año pasado mató a uno de los delincuentes que lo asaltaron en su casa de Quilmes, será juzgado por un jurado popular por un delito por el que podría recibir una pena de hasta 25 años de prisión, informaron fuentes judiciales.
La causa por el crimen de Martín “Piolo” Moreyra (26) fue elevada a juicio por el juez de Garantías 2 de Quilmes, Martín Nolfi, a requerimiento del fiscal Ariel Rivas, quien lo había solicitado el 16 de julio pasado, un día antes de cumplirse un año del hecho.
Voceros judiciales informaron que el juez Nolfi requirió a la Cámara de Apelación y Garantías en lo penal de Quilmes que designe un “Tribunal con jurados” para llevar adelante el debate oral y además decretó la inhibición general de los bienes del jubilado Ríos por la suma de 1.834 pesos “para responder a los gastos y costas del proceso”.
El fiscal Rivas, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 del Departamento Judicial de Quilmes, había solicitado que Ríos sea juzgado por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
A su vez, Rivas había desdoblado el expediente que tiene por un lado al homicidio de Moreyra con el jubilado Ríos como imputado, y por el otro, a los cuatro sospechosos de ser los cómplices del fallecido en el asalto.
Los acusados por “hurto agravado por escalamiento en concurso real con robo agravado por el uso de arma de fuego” son Christian Javier “Dibu” Chara (23), David Ezequiel Córdoba (25), Martín Ariel “Perro” Salto (27) y Claudio Nicolás “El Enano” Dahmer (27), quienes serán juzgados en otro debate y siguen detenidos con prisión preventiva, ya que el fiscal y el juez consideraron que existe un alto riesgo de fuga.
Por su parte, Ríos aguarda en su casa por el desarrollo de la causa penal en la que continúa procesado y, en caso de ser condenado, podría recibir una pena de entre 10 y 25 años de prisión.
“Lo que sucedió fue una tragedia, tengo una mochila muy grande que cargar que fue el fallecimiento de una persona. Estoy contenido por un montón de gente, en la parte psíquica y psiquiátrica y en la parte física, pero es todo muy duro”, expresó Ríos en declaraciones a Télam al cumplirse un año del hecho.
Fernando Soto, abogado defensor del jubilado, había solicitado el sobreseimiento del imputado pero tras no hacerse lugar al pedido, requirió que intervenga un jurado popular en el juicio.
Los hechos investigados ocurrieron entre las 4 y las 4.50 de la madrugada del 17 de julio del pasado año, cuando cinco ladrones ingresaron por tercera vez en la misma noche a robar a la vivienda de Ríos, ubicada en Ayolas al 2700, en Quilmes Oeste.
El herrero jubilado fue sorprendido en su vivienda mientras dormía, y fue golpeado e intimidado con un destornillador por los asaltantes, quienes le causaron heridas en el dorso de la mano derecha, en su antebrazo derecho, y en la cabeza, al mismo tiempo que “intentaron desapoderarlo ilegítimamente de cosas de valor existentes en la propiedad”, según acreditó el juez Nolfi.
Sin embargo, los ladrones no pudieron lograr su objetivo porque Ríos extrajo una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros y les efectuó varios disparos con los que los hizo huir.
En las imágenes de las cámaras de seguridad se ve que uno de los asaltantes, luego identificado como Moreyra, quedó rezagado del resto de la banda porque estaba herido y trató de huir rengueando hasta que cayó a la vuelta de la esquina.
En los mismos videos se ve que Ríos salió armado de su casa y alcanzó a Moreyra, lo pateó y, según declaraciones de testigos, le disparó.
Si bien en la filmación no se observa a simple vista ningún fogonazo por la mala calidad de la imagen, la hipótesis principal de la fiscalía es que, en ese sitio, a 60 metros de su casa, el jubilado remató al delincuente.
Sin embargo, la defensa se ampara en un peritaje balístico del Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora, el cual determinó que Ríos disparó “a una distancia superior a los 50 centímetros”.
Soto señaló que los exámenes determinaron que Moreyra había consumido cocaína y que tenía 2.18 de alcohol en sangre, por lo que consideró que el fallecido tenía “un bajísimo umbral de dolor” que provocó que pudiera correr desde la vivienda en la que fue baleado hasta caer fallecido en la esquina.
En tanto, el personal policial que arribó al lugar minutos después de consumado el hecho tras un llamado al 911, encontró tres vainas servidas correspondientes a un arma calibre 9 milímetros.
A su vez, la autopsia al cuerpo de “Piolo” Moreyra indicó que el delincuente recibió dos balazos, uno en el tórax y otro en la región abdominal que le causó la muerte, por lo que la defensa de Ríos sugirió que pudieron haber sido “plantadas” por los policías que trabajaron en la escena.