Este año, la peregrinación lleva el lema “Madre del pueblo te pedimos por la salud y el trabajo” y se realizará de modo presencial: “Volvemos a caminar al santuario nacional de la Virgen de Luján, estamos con expectativa, con mucha alegría y con los cuidados necesarios, obviamente”, expresó el obispo.
En cuanto a la fe como sostén de la comunidad en el tiempo difícil de pandemia, el prelado destacó que “la dimensión espiritual en la vida del ser humano es clave”. Cuando se arma el lema de la peregrinación, explicó, “se leen las intenciones que se van registrando de la peregrinación pasada. El año pasado fue virtual y las peticiones giraban en torno al pedido de la salud y al pedido del trabajo”, observó. “Nuestro pueblo, cuando pide, pide cosas muy concretas, que tienen que ver con su vida cotidiana”.
“En esta pandemia que estamos atravesando vismos la fragilidad de nuestra vida humana, por eso ese pedido de salud. Si falta la salud, bien sabemos que falta todo, no se puede hacer nada, por eso esto de pedir y de cuidar la salud”, consideró.
Por otro lado, detalló, “el tema del trabajo: mucha gente se vio limitada de poder trabajar, de poder llevar el pan de cada día a su mesa, y entonces aparece ese deseo de trabajar que tiene la gente, y sabemos que el que no trabaja está herido en su dignidad, porque trabajar no sólo es conseguir el dinero necesario para comer, sino que también es desplegar las potencialidades de uno, es el modo en que el pueblo contribuye al crecimiento de un país”.
En resumen, expresó: “Son peticiones muy sencillas, muy concretas, que van a lo esencial y que también marcan el rumbo por el que tiene que ir el país”.
“La pandemia desnudó, puso en evidencia otras pandemias también, y en este caso la pandemia del descarte de las personas, de la pobreza, de la marginalidad, que muchas veces es caldo de cultivo para la trata de personas. Y también la pandemia, de algún modo, puso sobre la mesa las distintas necesidades de nuestro pueblo, por eso es muy necesario discernir cuáles son las prioridades, cuáles son las urgencias que tiene el pueblo argentino”, advirtió.
“Esta es la clave a discernir, y es lo que se necesita de los que son dirigencia política, y de otros ámbitos también: sociales, empresariales e incluso también, eclesiales. Y para eso viene en ayuda la parábola del Buen Samaritano que el papa Francisco comenta en la Fratelli tutti, y que es un texto con mucha actualidad, porque en el fondo existen dos tipos de personas: las que pasan de largo ante el dolor del hermano tirado en el camino de la vida, o los que se detienen y se hacen cargo. La inclusión o la exclusión define proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos”, aseguró.
Finalmente, expresó: “Hay que escuchar el sentir profundo del pueblo, y uno de los lugares donde se expresa es en este ir a los santuarios, en este caso a la Virgen de Luján. Son cientos de miles de personas que caminan, que por ahí no van a ocupar una primera plana en algun periódico pero intuyen y saben qué es lo importante para nuestra patria hoy. Por eso hay que escuchar, es el desafío que tenemos”.