En una nueva jornada del juicio por jurados al que es sometido el israelí Glad Pereg (40) por los asesinatos de su madre, Pyrhia Saroussy (63), y de su tía, Lily Pereg (54), en la localidad mendocina de Guaymallén, dos psiquiatras, un médico y una psicóloga declararon este miércoles en el juicio que el acusado se mostró “consciente de sus actos”, “conectado” y “lúcido” en las entrevistas que mantuvo con ellos.
Sin embargo, admitieron que sus comportamientos son “diferentes” o “extraños”, no obstante lo cual no lo escucharon maullar como hizo en distintas audiencias judiciales y en la de inicio del debate.
“Él sabe muy bien lo que ocurre a su alrededor”, manifestó ante el jurado popular Juan José Vilapriño, quien era director de el hospital de salud mental El Sauce, de Mendoza, cuando Pereg fue derivado desde el penal San Felipe.
El psiquiatra aseguró que sólo el día que el acusado fue trasladado allí maulló, aunque nunca más volvió a hacerlo.
“Vi que siente que es un gato, también vi alteraciones, delirios y vi que utilizaba esto para tener un beneficio”, consideró el profesional.
Al momento de fundamentar los motivos por los cuales cree que Pereg entiende lo que sucede a su alrededor, Vilapriño contó una situación: “Una vez no quiso hacer un test sobre un papel, yo le dije que entonces volvía al penal y pidió hacer el dibujo”.
“Pereg está en condiciones de alta y de poder volver al penal”, agregó el psiquiatra, quien admitió que si bien “tiene alteraciones de juicio y algunos aspectos de su vida no los comprende hay otros que sí. En psiquiatría no es blanco o negro”.
“La internación en ese lugar fue porque tenia dificultades para que se hiciera el tratamiento en la penitenciaria. En el hospital -donde actualmente continua internado- era el único detenido de la Alcaidía. En ese lugar él solicitó no poner inodoro porque lo hacia en la celda, además llego a pedir ocho litros de leche por día”, acotó.
Antes de ese testigo, expuso ante el jurado y la jueza técnica Laura Guajardo, el médico del penal San Felipe Sebastián Della Torre, quien evaluó a Pereg cuando fue detenido allí tras los homicidios.
“No tenía patología psiquiátrica hasta el momento de su internación en El Sauce. No fue la misma persona en los distintos momentos, conmigo mantuvo un trato normal”. recordó.
Sobre la personalidad del israelí acusado, agregó: “No lo determiné como una persona peligrosa, sí vi indicadores de riego para él y su entorno”.
Además dijo que el imputado tenía reacciones “paranoides” y fuera de lo común: “Una vez escribió mi nombre con materia fecal en su celda, en el modulo 3” y “dibujaba diversos símbolos en la pared”.
Tras recordar que la primera semana que ingresó al penal Pereg fue medicado, Della Torre concluyó que “la mayoría de sus acciones las hace consciente”.
A su turno, una de las peritos oficiales, la psiquiatra del Cuerpo Médico Forense (CMF) Ana Interlandi, quien examinó al acusado tras su arresto, dijo que “estaba lúcido, se podía comunicar, mantener un diálogo” y que no se detectaron “alteraciones”.
Consultada sobre si el hombre tenía un juicio critico de lo que esta mal o bien, la profesional afirmó: “Pereg sabía de sus actos. “Un loco no puede mostrar interés hacia afuera”.
La profesional admitió que el acusado “no tiene conductas normales” y que “tiene un modo de ser diferente”.
Finalmente, la psicóloga oficial Gema Lara, quien entrevistó al menos en cinco oportunidades a Pereg, fue contundente al afirmar que no observó “ningún tipo de alteración” de parte del imputado, quien “prestó colaboración” y no le dio problemas.
Al igual que en las últimas dos audiencias, Pereg no estuvo presente en la sala, ya que la única vez que la pisó, el pasado martes, no paró de maullar y la jueza Guajardo dispuso que quedara alojado en una celda del Polo Judicial mendocino, desde donde sigue el debate de manera virtual.
Durante la mañana declararon el director del Registro Provincial de Huellas Genéticas y Digitalizadas (Rphgd) de Mendoza, quien dijo que existió coincidencia entre el ADN extraído de una mancha de sangre hallada en ropa del israelí con el encontrado en un cepillo de dientes de su madre, secuestrado en un departamento que ella y la tía del acusado alquilaron en la capital provincial cuando viajaron desde Israel a visitarlo.
También expusieron dos peritos de la Policía Científica acerca de las armas halladas en la casa en la que vivía Pereg.
La primera testigo, que expuso por la plataforma Zoom, fue la policía del Departamento Científica Elisa Calderón, quien se limitó a confirmar que cartuchos encontrados en la casa del israelí, en Roca al 6000, de Guaymallén, coincidían un el revólver .38, una de las 45 armas que Pereg tenía de manera legal y que se cree empleó para cometer los crímenes.
También declaró a distancia la oficial de la Policía Científica Belén Miranda, quien contó que se inspeccionaron cuatro armas de fuego con cartuchos y cuatro vainas servidas halladas en la casa del acusado, y confirmó que tres de las armas funcionaban -dos .38 special y una pistola 9 milímetros- y que los cartuchos eran compatibles con ellas.
El acusado es juzgado por los asesinatos de su madre, Pyrhia Saroussy (63), y de su tía, Lily Pereg (54), quienes fueron denunciadas como desaparecidas el 12 de enero de 2019 y el 26 halladas enterradas en la casa del ahora enjuicidado.
Tras las dos policías, expuso como testigo el director del Rphgd, Miguel Marino, quien habló de la coincidencia genética entre las manchas de sangre halladas en la ropa del acusado y un cepillo de dientes de las victimas.
“Nosotros recibimos diferentes muestras para analizar, una de ellas fue un cepillo de dientes de un departamento y luego unas remeras”, expresó Marino ante el jurado popular.
Y agregó: “Hicimos los estudios sobre los restos de ADN encontrados y coincidían con el ADN de la madre”.
El hecho
El miércoles pasado, dos personas relataron ante el jurado que escucharon gritos de mujer y tres disparos procedentes de la vivienda de Pereg el 12 de enero de 2019, 14 días antes del hallazgo de los cadáveres de sus familiares, mientras que un funcionario de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) reveló que el imputado tenía permiso de tenencia para más de 40 armas de fuego.
De acuerdo con la investigación, en enero de 2019, la madre y la tía de Pereg habían arribado a Mendoza para visitar al ahora imputado, quien residía en un predio con una casa muy precaria que estaba llena de gatos y algunos perros en estado de abandono.
Las hermanas israelíes fueron vistas con vida por última vez el 12 de ese mes en ese domicilio y 14 días después la Policía Científica encontró sus cuerpos mutilados y tapados con piedras y tierra en un sector del mismo predio. Tras ser descubierto el doble crimen, Pereg quedó detenido y durante su estadía en la cárcel mostró comportamientos extraños y aseguró ser “un gato”, lo que reiteró en diversas oportunidades y audiencias.