La Justicia hizo lugar a un recurso de amparo presentado por una vecina de Florencio Varela que intima a que la obra social IOMA brinde la cobertura para que una beba de 18 meses que padece AME tipo 1 pueda tener una internación domiciliaria. Así lo dispuso el juez Diego Aguero, titular de Garantías N° 6
En los fundamentos del fallo el magistrado señala que “en mi función de Juez de Garantías, traduce una clara omisión de IOMA de dar una respuesta útil sobre sus obligaciones como Obra Social respecto de sus afiliados, en el caso Ailén. Que la garantía de la acción de amparo, se encuentra normada para proteger a los Derechos Humanos y recomponerlos mediante un procedimiento especial, ya que no pueden esperar el tiempo de la burocracia…”.
“Que IOMA, claramente no ha tomado el caso, con la importancia que merece por su gravedad y los derechos afectados, que antes desarrollé. Por esos fundamentos, entiendo que IOMA ha omitido cumplir con sus obligaciones como obra social y de esa forma afecta los derechos humanos de la afiliada Ailen y de la familia Pezoa Rojas, para vivir dignamente como familia, en el hogar del Barrio Luján de Florencio Varela, con las prestaciones necesarias para garantizar una internación domiciliaria de la niña”.
Ailén padece esa enfermedad que le impide estar erguida, mover sus brazos y piernas y respirar por sus propios medios. Por eso, se encuentra postrada a una cama conectada a un respirador artificial.
Su madre Norma Pezoa y su padre Miguel Angel Rojas -ambos de 32 años y del barrio Luján– recibieron la comunicación que señalaba que su pequeña ya podía irse a su propia casa, siempre que estuviera acondicionada. Como de los dos, sólo el hombre está en condiciones de obtener ingresos, aunque sea a través de los trabajos esporádicos que puede llevar a cabo como auxiliar de obra de construcción, comenzaron a padecer la burocracia de IOMA que ahora deberá acatar el fallo de la Justicia.
La AME es una enfermedad neuromuscular de carácter genético, que se manifiesta por una pérdida progresiva de la fuerza muscular[1], y puede afectar actividades esenciales como hablar, respirar, caminar o tragar.
El movimiento muscular voluntario se produce gracias a la transmisión y recepción de señales que envían las neuronas motoras. Cuando hay interrupciones en estos impulsos nerviosos, se produce debilidad muscular y atrofia.