Los sacerdotes Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Solinas, conocidos como los Mártires del Zenta, fueron beatificados ayer en una celebración eucarística que presidió el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos del Vaticano, ante una multitud congregada en el Parque de la Familia, en Orán, en el norte salteño.
La homilía estuvo a cargo de Semeraro, quien se refirió a la historia del martirio de los nuevos beatos, “lejana en el tiempo, pero singularmente por algunos detalles sangrientos, también lejana de nuestra sensibilidad”.
Los sacerdotes beatificados fueron martirizados mientras realizaban su labor misionera entre tobas, mocovíes y mataguayos en 1683, en el norte de lo que actualmente es territorio argentino.
“Con el martirio de los beatos mártires Pedro y Juan Antonio estamos celebrando la primavera de la Iglesia”, sostuvo y apuntó que “el martirio de nuestros dos beatos, nos resulta bien conocido. Fueron el uno y el otro, ministros de la primera evangelización”.
“Los testimonios han destacado su generosa entrega a necesidades espirituales y materiales, así como la atención pastoral en favor de españoles que habitaban aquí”
Cardenal Marcello Semeraro
“Del beato Pedro, natural de esta tierra argentina, se podría decir lo que decían de Tomás Moro: fue un hombre para todas las épocas. Testigo de Cristo, buen político, buen marido, buen padre, luego un excelente sacerdote, que conocía bien a los indios y los defendía”, explicó.
Asimismo, manifestó que “el beato Juan Antonio era italiano, natural de Cerdeña, ingresó a la Compañía de Jesús e inmediatamente después de su ordenación sacerdotal llegó aquí dedicándose también a la evangelización de los indios”.
“Los testimonios han destacado su generosa entrega a necesidades espirituales y materiales, así como la atención pastoral en favor de españoles que habitaban aquí. Fue el impulso misionero el que los condujo a un encuentro mutuo, juntos se pusieron al servicio del Evangelio y fueron fieles hasta el derramamiento de su sangre”, precisó.
La beatificación se realizó ante más de 20 mil fieles y peregrinos, en el Parque de la Familia de Orán, a 270 kilómetros al norte de la capital salteña. Los principales concelebrantes fueron el nuncio apostólico en la Argentina, monseñor Miroslaw Adamczyk; el obispo de Orán, monseñor Luis Scozzina; y el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Poli.
Concelebraron también el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea; el obispo de Jujuy, monseñor César Fernández; el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello; su par de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo; y el arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez.
A ellos se sumaron el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik; el emérito de Mendoza, monseñor José María Arancibia; el obispo de Santiago del Estero, monseñor José Vicente Bokalic; y el obispo de Presidencia Roque Sáenz Peña, monseñor Hugo Barbaro, entre otros.
Entre los asistentes se encontraban la postuladora de la causa de canonización de los Mártires del Zenta, hermana Isabel Fernández; el presbítero Máximo Jurcinovic, encargado de la oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina; el director nacional de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge; el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz; y el vicegobernador de la provincia de Jujuy, Carlos Guillermo Haquim.
“Participé del acto de Beatificación de los Mártires del Zenta, siervos de Dios, Don Pedro Ortiz de Zárate y el Padre Juan Antonio Solinas, que se realizó en la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán”, dijo Sáenz, quien agregó: “Hoy es un día histórico para Salta y el país”.