Cinco testimonios se escucharon ayer en la audiencia 74 del Juicio Brigadas, en el que se juzgan delitos de lesa humanidad cometidos en centros clandestinos de detención y exterminio de la zona sur del Conurbano. El Tribunal Oral Federal (TIOF) 1 de La Plata escuchó a los sobrevivientes Graciela Gribo, Néstor Zurita, Norberto Liwsky y Osvaldo Luis Abollo. También declaró Verónica Natalia Martínez Severo, hija de uruguayos desaparecidos. Abollo declaró desde el Pozo de Quilmes
La primera en declarar fue la sobreviviente Graciela Gribo, quien fue secuestrada el 21 de diciembre de 1977, cuando tenía 20 años. Estuvo en la Brigada de San Justo y en el Pozo de Banfield. Dio detalles de lo que fue el momento en el que la detuvieron y precisó que antes habían sido secuestrados sus padres (Catalina y Haraiambo) y su hermano (Jorge), quienes fueron liberados al momento en que dieron con ella.
“Se presentaron como del Ejército argentino y me llevaron detenida”, explicó. “Fui sometida a tormentos con picana eléctrica, a golpes. Querían saber cuáles eran mis actividades“, contó la mujer. Días después, dejaron de torturarla y la pusieron con los demás detenidos.
Tiempo después, fue trasladada al Pozo de Banfield. “No tuve ni idea de donde estuve durante todo el tiempo que estuve en ese lugar”, advirtió. Estuvo hasta mayo en este centro clandestino de detención y exterminio, momento en el que fue trasladada a la subcomisaría de Haedo y comienza el proceso de legalización. A fines de 1981 le dieron la libertad vigilada por siete meses.
El segundo testimonio que se escuchó fue el del sobreviviente Néstor Zurita, secuestrado el 22 de febrero de 1978 en Flores. Fue trasladado al Banco, donde estuvo hasta agosto de 1978, cuando fuero trasladado al Olimpo. En enero de 1979 llegó al Pozo de Quilmes.
Verónica Natalia Martínez Severo fue la tercera testigo. Es hija de uruguayos desaparecidos, Jorge Hubo Martínez Horminoguez y Marta Beatriz Severo Barreto. Sus padres fueron secuestrados el 20 de abril de 1978 en Claypole y a ella la dejaron en la casa de una mujer. Tenía 35 días de vida.
Rescatado del Olvido
El último testigo fue Osvaldo Luis Abollo, sobreviviente al genocidio. Fue secuestrado el 7 de diciembre de 1976 en la casa familiar, de Burzaco, donde vivía con sus padres y su hermano menor. Era militante de Montoneros. “Me vendaron los ojos con un repasador, me metieron en un vehículo y de ahí me llevaron hasta Puente 12, donde estuve alojado durante 14 días y me torturaron con picana eléctrica, asfixia, golpes, simulacro de fusilamiento, etc. Luego de esos 14 días me trasladan a lo que es el Pozo de Quilmes, en donde permanezco hasta el 14 de abril de 1977, día en que soy trasladado a la Unidad 9 de La Plata”, relató.
“Por lo general, se comía una vez por día. Estábamos encerrados, solamente salíamos para comer. Los sábados y domingos no se comía. Las necesidades se hacían en un tarrito, que había que sacar cuando se salía a comer”, explicó ante la consulta sobre las condiciones de detención. Luego, fue trasladado a la cárcel. Mencionó muertes en los calabozos por castigos, fusilamientos y secuestros de familiares que iban a las visitas.
“Hoy declaro el Gringo Luis Abollo y permitió identificar a Laurentino Costas. Una nueva víctima del pozo de Quilmes. El Viejo Tino tenía una fábrica de armas de la organización montoneros en su casa en Sarandí. En el operativo asesinan a su hijo y a él lo secuestran. Hay una hija que aún no se enteró de que su papá estuvo en el Pozo y que la fiscalía le va a avisar. Arrancamos a otro compañero del olvido”; expresaron los allegados y compañeros del testigo que brindó su relato desde el Sitio de la Memoria de Garibaldi y Allison Bell.
El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta el 9 de agosto, audiencia convocada a las 8.30. Será virtual. Vale recordar que el lunes 18 comienza la feria judicial.