Delia Cecilia Giovanola, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, falleció a los 96 años, según informó esta tarde la propia asociación a través de las redes sociales.
Giovanola nació en La Plata en 1926, fue maestra y en 1946 se casó con Jorge Ogando, quien fuera su novio de toda la vida. De ese matrimonio nació Jorge Oscar, quien fuera secuestrado en la madrugada del 16 de octubre de 1976 junto a su esposa Stella Maris Montesano, embarazada de 8 meses, ambos militantes en el PRT-ERP, de la casa en la que vivían en nuestra ciudad.
Los captores dejaron en la vivienda a Virginia, la pequeña hija de la pareja de cuatro años, a quien Giovanola fue a buscar apenas recibió la noticia de lo que había sucedido.
Con el tiempo que se supo que su nuera había dado a luz un niño el 5 de diciembre de 1976, en un parto “asistido” por Jorge Antonio Bergés “en la cocina del lugar, ella esposada, los ojos vendados y arriba de una chapa. Dos días después fue despojada de su bebé, que fue vendido a un matrimonio, y llevada al “Pozo de Quilmes””, señala el sitio de Abuelas.
En octubre de 1977, Giovanola formó parte del grupo fundador de Abuelas de Plaza de Mayo, y ese mismo año se jubiló para dedicarse a la crianza de su nieta Virginia y “a la búsqueda de “los chicos”, como les decía ella, que nunca pensó que sería de por vida”.
“Cada vez que veía un chiquito lo seguía con la vista pensando ‘¿será mi nieto?’. Era muy dura la búsqueda”, recordó en el testimonio que brindó hace poco más de un año en el juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Lanús.
Su foto con la inscripción “Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también” recorrió el mundo, a partir del retrato que le hiciera un periodista extranjero, un jueves de ronda, en pleno conflicto bélico. “La ciudad de Buenos Aires estaba empapelada con calcomanías que decían ‘Las Malvinas son argentinas’ y ‘Los argentinos somos derechos y humanos’. Fue tanta la indignación de ver la ciudad así y que nadie hablara de las Madres y Abuelas que estábamos ahí hacía seis años dando la vuelta a la Plaza, que llegué a mi casa y en un cartón escribí, con bronca: ‘Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también’”, contó.
En 2011, la vida volvió a darle un duro golpe con el fallecimiento de su nieta Virginia, sumida en una depresión. “Debieron pasar cuatro años más para que Delia pudiera encontrar a su nieto. Fue el 5 de noviembre de 2015. El primer contacto con él, que vive en el exterior, fue por teléfono: “¡Te encontré!”, le dijo Delia, y del otro lado, tras un silencio, Martín comenzó a hacerle preguntas, la empezó a llamar “abuela” y desde ese día mantuvieron una relación de abuela y nieto como si se conocieran de siempre”, apuntaron desde Abuelas.
Supo ser definida como una persona “llena de vitalidad y de entusiasmo hasta el último suspiro, graciosa, irónica, espontánea, de convicciones firmes”.