La exposición fue realizada por el fiscal Claudio Pelayo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 y recayó sobre Mónica Bravo (50), quien llegó al debate en libertad acusada por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”, en perjuicio de Facundo Ferreyra.
Sin embargo, por la prueba surgida en el juicio, el funcionario judicial amplió ayer la imputación por un “homicidio en abuso de su función como miembro integrante de la fuerza policial”, que prevé la pena máxima.
Fuentes judiciales informaron que, de esta manera, Pelayo solicitó a los jueces Andrea Vanina Calaza, Alberto Ojeda y Pablo Pérez Marcote la prisión perpetua para la mujer, a lo cual adhirió el abogado Gustavo Julio, representante de la familia de la víctima.
En tanto, la defensa requirió al TOC 4 la absolución al considerar que se trató de un hecho en legítima defensa. Tras los alegatos, el Tribunal pasó a un cuarto intermedio para el próximo jueves al mediodía con la lectura del veredicto.
El fiscal dio por probado que el homicidio ocurrió alrededor de las 20.15 del viernes 15 de junio de 2018, en el cruce de las calles Joaquín V. González y San Mauro Castelverde de Quilmes Oeste. En esa ocasión, Bravo estaba franco de servicio y descendió de un colectivo cuando dos jóvenes a bordo de una moto le sustrajeron una mochila con sus pertenencias.
La mujer había declarado en la etapa de instrucción que uno de ellos efectuó disparos con un revólver y que repelió el ataque con su arma reglamentaria. No obstante, la fiscalía consideró que eso no quedó probado durante el juicio y que la única que había disparado fue la acusada.
Es que Bravo efectuó siete disparos cuando Ferreyra escapaba, uno de los cuales le ingresó por la nuca y le salió por la frente, y otro impactó en la parte posterior del muslo derecho.
De acuerdo a los peritajes, los balazos fueron realizados de abajo hacia arriba y de derecha izquierda y todos fueron disparados por la pistola calibre 9 milímetros de la policía. Además, al momento de caer, Ferreyra tenía un arma de utilería en su cintura, por lo que para la fiscalía y la querella quedó descartado que haya sido apuntada en ese momento.
Los voceros añadieron que tampoco fueron hallados restos de deflagración de pólvora en las manos del joven. El fiscal entendió que el riesgo para Bravo había concluido ya que Ferreyra estaba en fuga y, por ende, debió haber tomado una decisión distinta.