Murió Marcelo Novillo, murió de tristeza; cansado de recorrer dependencias oficiales; hace solo quince días estuvo en los Tribunales Penales de Quilmes como tantas veces, se sentó en la Avenida Yrigoyen y siguió reclamando “Justicia por Adrian”; lo atendieron e hicieron un acta. Una vez más, como tantas desde hace años; quizás Marcelo interiormente sabía que sería la última. Ayer tomó la decisión de quitarse la vida en el Hospital Borda tras haberse internado por su propia voluntad.
A Marcelo Novillo lo mató el sistema, lo mató la indiferencia, es uno de los tantos padres/familiares de víctimas que marchan a diario por los 20 departamentos judiciales de la Provincia, es uno más de los que piden que los “cobardes” que mataron a su “Adri” sean condenados.
A Adrián Novillo, un pibe que estudiaba, con una vida por delante, lo mató una patota a la salida del boliche Space de la avenida Calchaquí al 3100, en Quilmes Oeste, en junio de 2014. Por su asesinato, un menor de edad estuvo un año preso, pero en diciembre de 2015, durante un juicio oral lo absolvieron por falta de pruebas.
El Tribunal Oral 3 de Quilmes condenó en 2018 a Fernando Amaro a la pena de 12 años y 6 meses de prisión; pena para uno de los responsables de haber participado en el homicidio de Adrián Novillo; solo uno de los que formaban esa patota.
Marcelo Novillo ayer murió a la espera de justicia por el crimen de su hijo, agotado, cansado; visibilizó el caso en todos los medios durante años, con todo tipo de modalidad de protestas, nunca se cansó de pedir justicia por su hijo. Sin embargo, días atrás en los Tribunales de Quilmes se mostró agotado, abatido; ícono de una lucha contra todo y contra todos se lo recordará como el padre que nunca bajó los brazos.
El padre al que la vida le quitó lo más preciado, la vida de un hijo. Su familia comunicó la noticia en las redes con profundo dolor; “se internó en el Borda buscando ayuda por la terrible depresión que atravesaba por la muerte de Adrián; una vez más el Estado estuvo ausente, busco ayuda para su salud mental en el hospital y no lo cuidaron, se quitó la vida…”, dijeron a este medio sus allegados.
Ayer su cuerpo dijo basta, se quitó la vida, días antes se había internado por su propia voluntad en el Hospital Borda. Su cuerpo no soportó tanto dolor e injusticia. Se lo recordara como el papá que transformó en bandera la lucha por Adrián; ojalá su muerte no sea en vano y sirva para mostrar como la falta de respuestas a muchas familias “también las mata”.
GUILLERMO TRONCOSO
@TroncosoGuille
@datajudicial