Un pederasta fue detenido por la Policía de Berazategui, imputado en una causa por delitos contra la integridad sexual, abuso sexual y corrupción de menores. Captaba a sus víctimas a través de chats de una plataforma de juegos en línea en donde las amenazaba para cometer los abusos.
La detención se llevó adelante en la madrugada del pasado 1 de junio, en cumplimiento de una medida judicial dispuesta por la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio N° 8 descentralizada de Berazategui a cargo del Dr. Daniel Ichazo, librada por el Juzgado de Garantías N° 2, ambos del Departamento Judicial de Quilmes.
El joven, de 19 años, está imputado por los delitos de “Captación por medio de tecnología de transmisión de datos, de una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual (Grooming) (tres hechos); Abuso Sexual agravado; Corrupción de menores, Promoción del ejercicio de la prostitución de una persona menor de 18 años de edad y Producción de material de abuso sexual infantil.
La detención fue cumplimentada por Personal de la División delitos Informáticos de Berazategui, dependiente de la Estación de Seguridad departamental Berazategui a cargo del Oficial Principal Giménez Matías, bajo la supervisión del Señor Jefe Distrital Comisario Inspector Garro Javier.
La investigación comenzó a partir de denuncia en fiscalía por parte de los padres de uno de los menores, quienes refirieron que un sujeto mayor de edad, por medio de amenazas obligaba a su hijo a enviarle videos de sus partes intimas, hostigándolo. El pedófilo ganaba la confianza de su víctima mientras jugaban en linea y se comunicaban mediante la plataforma Discord.
Luego de varias conversaciones escritas, el pedófilo y el menor pasaban a realizar llamadas a través de la misma plataforma, en las cuales el primero insistía en hacer cosas que al menor lo incomodaban a cambio de dar beneficios en el juego, indicaron las fuentes.
El pedófilo constantemente le preguntaba al menor si «hoy podrían hacer eso», al tiempo que le pedía que se dirija al baño a hacer videos. Luego le pidió su número de WhatsApp, plataforma en que continuaron las conversaciones y llamadas. En ese marco, el agresor amenazaba al menor diciendo «ya tengo todos los datos de tu familia. Sé dónde vivís; si no haces lo que te digo voy a compartir las cosas que me pasaste», tras lo cual lo obligaba a que borre todo.
Posteriormente, y bajo la intervención del equipo técnico, se llevó a cabo un informe psicológico elaborado por personal de la Unidad Forense de Investigación Digital de Berazategui, dando cuenta de la especial situación de vulnerabilidad en que se encontraba el menor victima de los aberrantes delitos.
A ello se sumó el resultado de una pericia sobre el celular del sindicado, que fuera secuestrado en una primera intervención, y de cuyo resultado devino en su detención, a partir de la revelación de sendos chats que probaban la producción de material de abuso sexual infantil. En tanto que en otros casos se estipulaba la vinculación con el entramado de una acción directa en cuanto a la promoción en linea de la explotación sexual infantil.
Las fuentes señalaron que, a partir del contenido de esos chats, el agresor ofrecía dinero por las fotos y videos, en tanto que que en reiteradas oportunidades le preguntaba a la víctima sobre poder coordinar encuentros de manera personal y si, de concretarse los mismos, estaría dispuesto a mantener relaciones sexuales a cambio de dinero.
Se comprobó que, empleando la misma modalidad, el imputado le enviaba un comprobante de pago (de la plataforma Mercado Pago) a una de las victimas, por la suma de dos mil pesos ($2.000). Allí le solicitaba, a cambio, vídeos y fotografías, indicaron los informantes.
Bajo la misma modalidad delictiva, el imputado, desde su domicilio en la ciudad de La Plata, mediante el empleo de medios tecnológicos se dedicaba a captar a personas menores de edad (preferentemente, de sexo masculino, cuyas edades rondaban entre los 10 y 16 años) con claros fines sexuales, para luego cometer en su contra actos concretos de abuso sexual infantil.
Se supo que el sujeto les exigía imágenes íntimas de sus propios cuerpos (las que luego almacenaba en su dispositivo electrónico), previo a doblegar sus voluntades mediante el ofrecimiento de dinero o promesa de entrega de otros objetos de valor.
Los investigadores pudieron establecer que los comportamientos que el imputado desarrolló por un lapso lo suficientemente prolongado, terminaron por corromper (particularmente en el caso de los menores de 10 años y 13 años) el normal desarrollo sexual de las víctimas, configurando así un «sometimiento sexual gravemente ultrajante en perjuicio de los menores».