Con los pedidos de pena de las partes se desarrollaron ayer ante el Tribunal Oral N° 4 de Quilmes los alegatos en el caso del homicidio de Andrés Ismael Sosa, el vecino de Parque Sarmiento de Florencio Varela al que mataron a golpes y de un tiro en Solano. La fiscalía solicitó condenas a prisión perpetua para los dos encartados o en su defecto penas de 21 años de prisión por “homicidio agravado por uso de arma de fuego”, mientras que las defensas pidieron libres absoluciones o el mínimo legal que fija el Código Penal para el “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”. La semana próxima habrá veredicto de los magistrados.
En primer término alegó el doctor Claudio Pelayo que no dudó en pedir el máximo de pena para Hugo Olivi y Oscar Lell, por el aberrante crimen. Para el encargado de la acusación se trató de un “homicidio agravado por ensañamiento”; citó los relatos de testigos clave como de policías que llegaron a la escena del crimen en San Francisco Solano y contaron el estado en que hallaron a Sosa.
Golpes, lesiones, tiros, fueron los elementos en los que se basó Pelayo para pedir penas de perpetua, en su defecto pidió que se los condene a 21 años de prisión por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
A su turno las defensas a cargo de los doctores Lorena Iacono y Facundo Ferrari alegaron por libres absoluciones o que se les aplique el mínimo legal para “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
La doctora Iacono, patrocinante de Lell alegó por la legítima defensa, vale recordar que en su declaración el procesado había indicado que la víctima Sosa le había querido robar al tiempo que Ferrari fue por la libre absolución de Olivi por quedar probado con los dichos del propio Olivi y el mismo Lell que no tuvo participación en el crimen.
Los jueces Alberto Ojeda, Andrea Calaza y Sandra Fragomen darán a conocer la semana próxima el veredicto.
Los hechos
El 7 de diciembre de 2020, la familia de Sosa radicó la denuncia por su desaparición, expresó las sospechas sobre que había sido víctima de un hecho violento y apuntó hacia una pareja que eran sus inquilinos en el mismo terreno en el que vivía. Siete meses después, al hacerse público el caso mediante un informe televisivo, un testigo reconoció a Sosa y así se estableció que había sido asesinado en una vivienda en San Francisco Solano. Por ese crimen, el 7 de diciembre de 2020, habían sido detenidos Lell y Olivi, pero como a la víctima le habían quemado las huellas digitales y no tenía documentación, no habían lograron identificarla por lo que la habían enterrado como NN.