Una tensa jornada se vivió ayer en la sala de juicio del Tribunal Oral N° 4, en el tercer piso de la sede de Penales de Quilmes; la conmoción y el dolor se percibían en el aire cuando las hijas de una mujer que murió asfixiada brindaron su testimonio al ser interrogadas por la fiscalía como por la defensa. En el banquillo de los acusados está sentado -nada menos- que el padre de las testigos y viudo de la víctima, bajo la delicada imputación del femicidio; sin embargo todos los relatos de la víspera coincidieron en referir que el hombre “no es capaz de hacer algo así”. La semana próxima será el momento de los alegatos con pedidos de las partes.
Ayer se realizó Cámara Gesell donde una menor brindó su relato acerca de lo que sucedió en la vivienda de Acha al 4000 de Quilmes Oeste. Momentos después ante los jueces Alberto Ojeda, Andrea Calaza y Sandra Martucci (subrogante) fue el turno de las hijas de la fallecida que recordaron la trágica noche y madrugada entre el 28 y 29 de noviembre de 2020, en medio de la pandemia, cuando reeditaron el tenso momento en que el padre; Jorge Pompei; ingresó a la habitación de la mujer y comenzó a los gritos al ver el cuadro de su esposa Rosana Rosales, fallecida con una correa en el cuello.
“Yo me dormí y recuerdo que mi padre se había quedado a ver el partido de River y preparado la cena. Yo tenía COVID”, recordó una de las testigos y luego precisó: “tengo presente después a mi hija gritando como en shock y a mi papá en ese dormitorio. Yo no entré a la habitación, pero si quiero justicia por mi Papá, no lo creo capaz de hacer eso”.
Asimismo la mujer agregó que “mi mamá tenía una enfermedad diagnosticada que era esquizofrenía y era agresiva debido a que no se trataba. Mi Papá no puede haber hecho eso de lo que se lo acusa” (precisó entre sollozos) visiblemente conmovida la hija.
Momentos después fue convocada otra de las hijas que en la misma línea no refirió al padre como el responsable material de la muerte de Rosana Rosales. Ambas remarcaron que la fallecida estaba en la cama y tenía “como una correa de cartera con doble vuelta a la altura del cuello”; una de ellas recordó que había tenido intentos de suicidio pero que “nunca pensamos encontrarnos con un cuadro de semejantes características”.
Por último declaró un policía del Comando de Patrullas que a preguntas del fiscal Claudio Pelayo como de la abogada particular, María Laura Giménez recordó que “el ambiente se lo veía como relajado y una de las nenas indicaba al hombre como el que había matado a la mujer”; aunque ante repreguntas del fiscal recordó que “fue en un contexto de shock de una criatura por lo que no le di mucha entidad a ese relato”.
Fue así entonces que luego de los tres testigos que comparecieron ayer el fiscal pidió que se convoque para la semana próxima al médico autopsiante, a los fines de tener mayores precisiones sobre la mecánica de la asfixia a la víctima; tal como indicó el informe de autopsia. Luego será el turno de los alegatos de las partes ante el Oral 4 de Quilmes.
Los hechos
Todo empezó cuando el imputado Jorge Pompei llamó al 911 para denunciar el presunto suicidio de su mujer. Efectivos de la comisaría 9° fueron entonces hasta el lugar. Los policías encontraron el cadáver de la víctima sobre la cama en la habitación y, junto al cuerpo, había una correa de cuero de una cartera, con la que, de acuerdo al testimonio del esposo, la mujer se había ahorcado. En la casa estaban presentes tres de las hijas de la pareja y una nieta de la víctima. Todas brindaron sus relatos en el juicio.
De acuerdo a los investigadores, la versión inicial del posible suicidio presentó contradicciones, por lo que los peritos de la Policía Científica inspeccionaron el cadáver en el que no encontraron, a simple vista, signos de ahorcamiento y de allí desde la fiscalía de instrucción se resolvió el procesamiento de Pompei.