Marina Llaneza, de 77 años, luchó por su vida durante casi dos meses y medio. El 8 de diciembre pasado, un grupo de delincuentes irrumpió en su casa mientras descansaba con Gustavo, su esposo, la golpeó y la dejó al borde la muerte. Los asaltantes se ensañaron con el matrimonio. Les pegaron patadas en la cabeza, en el rostro y en las costillas para obligarlos a que dijeran dónde guardaban dinero y joyas que ambos jubilados no tenían. La golpiza que le propinaron causó daños irreversibles. Marina nunca se recuperó y falleció después de dos meses y medio de agonía.
Durante las cinco horas que los asaltantes permanecieron en la vivienda sometieron a Marina y Gustavo a torturas. Los arrastraron por la casa. Obligaron a uno de los integrantes del matrimonio para que miraran cómo le pegaban a su pareja. Aunque irrumpieron tres delincuentes en la casa, según llegaron a relatar las víctimas, los agresores se comunicaron con algún cómplice fuera de la propiedad.
Marina falleció el 24 de febrero pasado. Estuvo internada en distintos centros asistenciales desde el 8 de diciembre a la mañana cuando fue encontrada por su familia. Su esposo, Gustavo, sigue convaleciente debido a la cantidad de golpes que le propinaron.
Hasta el momento ninguno de los tres asaltantes que irrumpió en la vivienda y que se llevaron todos los objetos de valor que podían cargar fue detenido. Todos los ladrones siguen libres y no fueron identificados. Aunque ingresaron tres delincuentes, los allegados a la familia de la víctima abonaron la presunción que indicaría que otros dos sospechosos se quedaron afuera.
Hace casi tres meses, cuando la noticia tomó estado público, se pudo saber que había una grabación de la cámara de seguridad de un edificio cercano a la escena del ataque habría registrado el momento en que los asaltantes huían. Sin embargo, hasta el momento, los agresores no fueron detenidos y, sobre ellos pesa un pedido de captura por el homicidio de Marina y por las lesiones gravísimas que sufrió su esposo, Gustavo.
A partir de la reconstrucción del ataque que realizaron algunos allegados, luego de escuchar los pocos detalles que pudieron recordar Marina y Gustavo y, después de revisar la casa, se pudo establecer que los asaltantes irrumpieron por la parte trasera de la propiedad, aproximadamente a las 23. Los delincuentes abandonaron la vivienda minutos después de las 4.
Según los allegados al matrimonio, los asaltantes no eran ladrones comunes que buscaban dispositivos electrónicos o celulares. En las cinco horas que estuvieron en la vivienda, la exigencia fue: “Queremos la plata, queremos las joyas”. Pero Marina y Gustavo no tenían ni dinero ni alhajas.
Las patadas que los delincuentes les pegaron al matrimonio le causaron una serie de lesiones de gravedad. Por este motivo tuvieron que ser internados en el sector de cuidados intensivos de una clínica de la zona. El estado de salud de Marina siempre fue grave. Por este motivo, los amigos y familiares del matrimonio de jubilados realizaron constantes cadenas de oración para pedir su recuperación.
Sus excompañeras del Colegio San José, de Quilmes, acompañaron a Marina durante los dos meses y medio que luchó por su vida y los diferentes cambios de lugares en los que estuvo internada.
Actualmente, Gustavo está internado en un centro de rehabilitación. Sigue con dificultades para caminar y con atención permanente. Marina falleció el 24 de febrero pasado en un sanatorio de Palermo.
Después del ataque contra Marina y Gustavo, sus amigos y vecinos, convocaron a una manifestación en la plaza San Martín, frente a la Catedral de Quilmes, para reclamar medidas de seguridad y exigir las capturas de los agresores.
Con información de La Nación