La tragedia que marcó el asesinato brutal de Carolina Aló hace 28 años continúa resonando en la sociedad argentina. El dolor persiste para Edgardo Aló, el padre de la víctima, quien, tras innumerables batallas legales, sigue luchando por la memoria de su hija y por mantener a raya al hombre que le arrebató la vida.
El 27 de mayo de 1996, Fabián Tablado cometió uno de los femicidios más atroces en la historia del país al quitarle la vida a Carolina Aló de 113 puñaladas en su casa en Tigre. Aunque la justicia en ese entonces lo condenó por homicidio simple, hoy es evidente la dimensión del crimen como un claro caso de femicidio.
“Me siento mal. No dicen la verdad cuando afirman que no siento dolor ni arrepentimiento. Siento un dolor tremendo que no sé expresar”, afirmó Tablado en sus últimas palabras antes de escuchar el veredicto de los jueces.
Después de cumplir su condena, Tablado se ha visto envuelto en nuevas situaciones de violencia, lo que ha llevado a la Justicia a tomar medidas extraordinarias para proteger a la familia de la víctima. Recientemente, la Justicia de San Isidro decidió prorrogar por un año más la restricción perimetral que impide a Tablado acercarse a menos de 300 kilómetros del padre de Carolina, Edgardo Aló. Esta medida se ha convertido en un caso sin precedentes, subrayando la gravedad y el peligro que representa este individuo.
“La Justicia del año ‘96 fue totalmente corrupta, pero esta Justicia entiende que (Tablado) es un ser totalmente peligroso, por ser psicópata, sádico y perverso. No lo digo yo, lo dicen los estudios”, subrayó Edgardo Aló.
La situación es desgarradora para Edgardo Aló, quien ha tenido que enfrentarse al dolor de perder a su hija y a la frustración de un sistema judicial que, en sus palabras, ha sido corrupto y ha fallado en brindarle justicia a Carolina. A pesar de los esfuerzos incansables de Aló por mantener viva la memoria de su hija y trabajar en la prevención de la violencia de género a través de la Fundación que lleva su nombre, el vacío dejado por Carolina sigue siendo insondable.
Este caso refleja no solo la tragedia de un femicidio, sino también la lucha continua de las familias de las víctimas por obtener justicia y prevenir futuras tragedias. Mientras tanto, la sombra de Fabián Tablado sigue proyectándose sobre la vida de quienes sufrieron por sus acciones, recordándonos la urgencia de seguir trabajando en la erradicación de la violencia de género en todas sus formas.
“Carolina era una campanita”, describe su papá, ya sobre el final del diálogo con TN. “Era la que hacía chistes, la que cantaba, la que bailaba….era una persona empática con todos, sobre todo con animales”.