Días atrás ladrones alteraron la tranquilidad de la parroquia Nuestra Señora de Luján del barrio Zeballos de Florencio Varela. Se llevaron el cáliz y dejaron las hostias en un canastito en el piso del altar.
El templo, ubicado en la intersección de las calles Presidente Perón y Jujuy, fue víctima de un robo que no solo afectó a los bienes materiales, sino que también hirió profundamente la sensibilidad espiritual de sus fieles.
Los delincuentes, aprovechando la soledad de las primeras horas del día, ingresaron al templo y se dirigieron directamente hacia el altar mayor, donde sustrajeron el cáliz y un copón que contenía hostias consagradas. Las hostias, símbolo sagrado de la fe católica, fueron desparramadas y tiradas en un canastito, al pie de la imagen de la virgen.
Pero el saqueo no se detuvo allí. Los asaltantes también se llevaron instrumentos musicales, pies de micrófonos y equipos de sonido que utilizan los estudiantes y profesores de la escuela que funciona contiguo a la parroquia y fundamental para sus actividades diarias.
El párroco Roberto Wrhit, visiblemente afectado, expresó su consternación en declaraciones a Infosur. «Creemos que fue el jueves a la mañana», dijo al tiempo que confirmó que realizó la denuncia en la comisaría primera de Florencio Varela.
La noticia del robo corrió rápidamente por el barrio Zeballos, movilizando a vecinos y feligreses que no podían creer lo sucedido. La parroquia, un símbolo de unión y espiritualidad en la comunidad, se convirtió en el epicentro de una profunda tristeza y preocupación.
Mientras tanto, la policía local inició una investigación para dar con los responsables del hecho. Efectivos de la Comisaría Primera de Florencio Varela recorrieron la zona en busca de pistas y revisaron las cámaras de seguridad cercanas con la esperanza de identificar a los perpetradores. Sin embargo, hasta el momento, no se han obtenido avances significativos. El sacerdote revalorizó la rapidez con la concurrió la policía y lo asistió para realizar la denuncia.
El párroco Wrhit llamó a la comunidad a mantener la esperanza y a unirse más que nunca en oración y solidaridad.