En una cárcel bonaerense de Florencio Varela elaboraron y entregaron carritos para trasladar libros y cestos de madera para contribuir con la implementación de actividades de reciclaje en la Escuela N°48 “Mariquita Sánchez de Thompson”, de la localidad de Lisandro Olmos.
La experiencia solidaria se gestó a través de la docente Ruth Párraga que se enteró por otra colega que en las cárceles desde los talleres de carpintería se realizaban tareas solidarias, razón por la cual, junto a la directora de la Escuela primaria Gladys Cristina Izquierdo enviaron una nota al director de la Unidad 23 Julián Román con las necesidades de tener transportes para mover libros y elementos para reciclaje, y cestos de maderas para almacenarlos.
La iniciativa contó con el apoyo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, conducido por Juan Martín Mena.
Desde la dirección de la Unidad 23, tras contar con la debida anuencia por parte de jefatura del Servicio Penitenciario Bonaerense, se procedió a realizar la producción de los elementos solicitados y la posterior entrega en carácter de donación de los dos carritos para trasladar libros y de los dos cestos de madera para contribuir con la implementación de actividades de reciclaje en la Escuela.
La iniciativa se llevó adelante en los talleres de carpintería y herrería de formación laboral de la Unidad penitenciaria.
La Escuela 48 “Mariquita Sánchez de Thompson”, se encuentra en calle 43 y 170 de la localidad de Lisandro Olmos, y allí los alumnos del 2° Ciclo, tres sextos, uno del turno mañana y dos del turno tarde, crearon un proyecto de reciclado en el que juntan tapitas, con la colaboración de las docentes y cualquiera que quiera colaborar aportando los plásticos.
Ruth cuenta que “hasta ahora teníamos un solo carrito que usábamos más de treinta docentes para movernos por las 18 secciones que tiene la escuela. Ahora con estos dos que sumamos vamos a estar mucho más aliviados, incluso nos sirven para trasladar elementos pesados como el parlante que usamos para los actos escolares, además uno de ellos va a ser utilizado como biblioteca móvil”.
“A los privados de libertad que trabajaron en las donaciones -continuó-les digo que me parece muy bien que puedan tener la oportunidad de poder colaborar, se lo agradecemos, es muy bueno que puedan aprender un oficio y tener una nueva oportunidad, que se puedan arrepentir si cometieron un error e iniciar una nueva vida llena de colores, como las que les pusieron a los carritos y los cajones, que están hermosos”.
“Me han elegido como presidenta de la cooperadora, así que desde esta nueva función seguramente mantendremos el contacto con las autoridades de la cárcel para nuevas donaciones”, agregó Parraga.
Por su parte Julián Román, desde su rol de director de la Unidad 23 sostuvo que “estas iniciativas se dan en el marco de impulsar las actividades tratamentales, con la finalidad de instruir y capacitar a las personas privadas de libertad que participan de un taller que tiene lugar en carpintería del pabellón uno, en el cual habitualmente elaboran muebles de madera, bibliotecas móviles, bancos, y demás mobiliarios, generando un espacio en el que aprenden oficios y realizan producciones y donaciones en beneficio de la comunidad”.