En una mañana que parecía normal en Florencio Varela, el destino tenía preparada una tremenda sorpresa que sacudiría hasta los cimientos de la comunidad. La intersección de las calles Alem y Granaderos se convirtió en el escenario de un macabro descubrimiento que ningún vecino olvidará jamás. El cadáver de una beba, de unos 7 meses de gestación, apareció dentro de una bolsa, bajo unas plantas
Todo comenzó con una llamada. Dentro de aquella bolsa, tratada como un simple residuo, yacía el cuerpo sin vida de un bebé neonatal. El cordón umbilical aún presente contaba una historia silenciosa de una vida que apenas comenzó.
El Dr. Parodi, a cargo del SAME 18, tuvo la pesada tarea de confirmar lo que todos temían: el óbito de una pequeña que nunca tuvo la oportunidad de conocer el mundo más allá de esa bolsa de plástico.
Los vecinos, conmocionados, no podían creer lo que sucedería en su barrio. «¿Cómo es posible que alguien haga algo así?», se preguntaba María, una residente de toda la vida en la zona, con lágrimas en los ojos. «Es como si hubiéramos fallado como sociedad», agregaba otro vecino, incapaz de encontrar palabras para describir el horror.
La UFIYJ 6 de Florencio Varela tomó cartas en el asunto de inmediato. Mientras la policía, al mando del Comisario Perdiguero, se abocaba a la escena, se iniciaba un exhaustivo relevamiento de centros de salud y asistenciales. La pregunta en la mente de todos: ¿quién era la madre de este bebé y qué circunstancias la llevaron a tomar tan desgarradora decisión?
Mientras la investigación avanza y la pequeña es trasladada a la morgue judicial para los peritajes correspondientes, Florencio Varela queda sumida en un silencio ensordecedor.
Fuente: Infosur