En una reflexión titulada “Ningún pibe nace chorro”, el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, se pronunció en contra de la propuesta de bajar la edad de imputabilidad en Argentina. Lozano considera que esta medida es una solución “espasmódica” que no aborda las raíces del problema y lamenta la escasa atención a los menores como víctimas de delitos.
“Ningún pibe nace chorro, pero muchos vienen al mundo con el estigma de la pobreza. Los niños no nacen iguales. Ya no lo son en el vientre de la mamá”, expresó el arzobispo. Según Lozano, los menores que delinquen suelen estar bajo la línea de pobreza, mientras que aquellos que asisten regularmente a la escuela, comen bien y participan en actividades recreativas, no se ven impulsados a la delincuencia.
El arzobispo criticó que, ante un problema serio, se proponga una solución simplista como adelantar la edad de ingreso a la unidad penal. “Como siempre, el hilo se corta por lo más delgado”, lamentó, señalando que esta medida no resuelve las causas profundas de la delincuencia juvenil.
Además, el sacerdote consideró “llamativo” que se busque penar a los menores como parte activa en delitos, pero se proponga poco en cuanto a las violaciones a la ley en las que los menores son víctimas, como la trata de personas, la explotación laboral y sexual, y la venta de órganos. “Son cientos los secuestrados anualmente para la explotación laboral y sexual, o la venta de órganos”, advirtió.
En su reflexión, el arzobispo también destacó la urgencia de modificar el “mecanismo perverso” en el cual “el primer trabajo” de muchos menores es delictivo. Lozano subrayó que el Estado ha desertado de sus responsabilidades, dejando a muchos niños y adolescentes fuera del sistema educativo y sin acceso a espacios recreativos y deportivos.
La preocupación ante las cifras de analfabetismo y retraso escolar en Argentina también fue expresada por Lozano, quien señaló que un alto porcentaje de los alumnos no alcanza el nivel adecuado de lecto-comprensión y que muchos no completan la escolaridad en tiempo y forma.
Para el arzobispo, la solución no pasa por construir más cárceles o bajar la edad de imputabilidad, sino por invertir en espacios de prevención y en redes de contención y desarrollo en los barrios más vulnerables. Lozano también abogó por aplicar los principios de la Justicia restaurativa y por ser más estrictos con el crimen organizado que se aprovecha de la vulnerabilidad de los menores.
Finalmente, Lozano enfatizó la necesidad de una mayor presencia de docentes, personal de salud y trabajadores sociales en los barrios más necesitados, para estimular el ascenso social y evitar que los menores caigan en la delincuencia. “Tarde nos acordamos de los olvidados”, concluyó, citando al profeta Oseas: “Siembran vientos, cosecharán tempestades”.