El Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires otorgó a Carlos Alberto García Moreno, más conocido como “Charly García”, el título de Doctor Honoris Causa de esa universidad.
Esta distinción formal, otorgada el día 12 de junio, se funda en un pedido del Departamento de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras. En el que en primer lugar expresan que el reconocimiento a la trayectoria de una personalidad destaca, no solo los valores y la obra de la persona en sí misma, sino que también dice algo sobre las instituciones otorgantes.
Charly decidió en su temprana adolescencia que el vehículo para su imaginación sería el rock y así se desempeñó como cantautor, multiinstrumentista, compositor y productor discográfico a lo largo de más de 50 años.

La decisión de la UBA recuerda la trayectoria de Charly: sus inicios en “Sui Generis” junto a Nito Mestre (1969-1975); la integración de Serú Girán entre los años 1978 y 1982 con David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro; el inicio en los 80 de su etapa solista con los discos “Yendo de la cama al living” (1982); “Clics modernos” (1983); “Parte de la religión” (1987); “Filosofía barata y zapatos de goma” (1990); “Say No More” (1996), entre otros. Además, se destaca la creación de la ópera-rock “La Hija de la Lágrima” (1994), presentada en numerosas funciones a sala llena en el teatro “Gran Rex” de la Ciudad de Buenos Aires, constituyéndose en un evento cultural de gran repercusión artística y mediática.
Actualmente y desde hace rato se constituye como una personalidad destacada del arte y la cultura nacional e ícono latinoamericano. A punto tal que alegóricamente la Facultad nombra como “la voz viva de nuestro inconsciente colectivo”.
Su música arraigada, situada y comprometida con el devenir histórico de la sociedad “ha marcado a diferentes generaciones de argentinos tanto por la calidad de su prolífica y proteica obra como al impacto comprobable que la misma ha tenido en múltiples dimensiones de las humanidades: historia cultural, literatura, música, artes plásticas, artes performáticas, filosofía, antropología y sociología”.
Un artista singular, que hizo del humor y la ironía su marca personal, volvió a la música el motivo de su vida haciendo eco de ella en la historia de nuestro país.
Reversionó reverentemente el himno nacional “gesto que puede entenderse hoy como parte importante de ese modo desenfadado, plebeyo y democrático de nuestra cultura popular”. Hecho por el cual fue brutalmente juzgado y seguido incluso en una causa penal, pero que tempranamente se convirtió en un hito que habilitó la reapropiación popular del máximo símbolo sonoro de nuestra nación.
En los tiempos que corren resulta oportuno recuperar actos administrativos institucionales que se sitúan con oportunidad y mucha valía.