El abogado Marcelo Peña volvió a insistir en la necesidad de investigar el rol de ciertos peritos y organizaciones que, según afirma, estarían involucrados en un esquema de falsas denuncias. “Utilizan la mecánica forense para argumentar hechos que no ocurrieron, denunciando falsos abusos que perjudican no solo a los acusados, sino también a sus familias y a los niños”, aseguró.
Peña sostiene que existe un entramado que actúa de forma coordinada con el objetivo de manipular causas familiares, especialmente en contextos de conflictos por alimentos o tenencias. “En casi todas las causas aparecen los mismos peritos y abogados, que llegan siempre a las mismas conclusiones, motivados por razones ideológicas o por temor funcional”, denunció.
El abogado también apuntó contra lo que definió como un “falso feminismo extremo”, que —según él— favorece este tipo de maniobras y termina perjudicando a las verdaderas víctimas de abuso. “La consecuencia más grave es el descreimiento social hacia quienes realmente sufren”, afirmó.

El proyecto de Ley presentado por Marcelo Peña
Ante este panorama, Marcelo Peña impulsa un proyecto de ley para endurecer las penas por falsas denuncias. Su propuesta incluye la posibilidad de detención para quienes incurran en este delito, incluso si fueron mal asesoradas. “Una mujer que miente en una denuncia debe responder por el daño ocasionado, no solo a su pareja sino también a los hijos, que quedan atrapados en un entramado psicológico cruel que afecta su desarrollo cognitivo”, explicó.
Como ejemplo paradigmático, Peña citó el caso de Herman Krause, padre de dos hijos que fue denunciado por su ex pareja, pero finalmente ella se los llevó a Brasil y desde entonces nunca más supo de ellos. El hombre contó: “Con los chicos pudimos salir adelante después del divorcio y lo único que queríamos era una vida tranquila. Yo le festejé el cumpleaños a mi hijo más chico el 10 de septiembre y el 17 no los vi más porque el 20 me hizo la denuncia de abuso”.
Debido a casos como este, para Peña es urgente revisar estas prácticas y los actores que las sostienen. “Se ha naturalizado un sistema que opera bajo la lógica del camaraje entre psicólogos y peritos, generando una cadena de injusticias invisibles pero devastadoras”, concluyó.