Un nuevo relevamiento del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que la pobreza en el país se ubicó en el 36,3% al cierre del tercer trimestre de 2025. Este dato marca un quiebre en la tendencia de los últimos años, posicionándose como el registro más bajo desde 2018.
La cifra representa una caída significativa de 9,3 puntos porcentuales en comparación con el mismo período de 2024, cuando el índice había trepado al 45,6% en medio de la crisis inflacionaria. En la misma línea, la tasa de indigencia retrocedió al 6,8%, mostrando una mejora frente al 11,2% registrado el año anterior.

El informe de la UCA atribuye esta mejora relativa a dos factores centrales: la estabilización de la inflación y el refuerzo de las transferencias sociales. Sin embargo, el estudio aclara que estos números no implican necesariamente un cambio estructural en las condiciones de vida ni una reducción de la desigualdad de fondo.
Un dato revelador del estudio es el impacto de la ayuda social: según la simulación realizada por el Observatorio, si se eliminaran las transferencias del Estado (como la AUH y la Tarjeta Alimentar), la pobreza saltaría automáticamente al 41,8%, unos cinco puntos por encima del valor observado.
Pese a la mejora general, el informe enciende una luz de alarma sobre la situación de las infancias. El relevamiento detalla que en el 48,8% de los hogares donde viven niños, todavía persisten condiciones de pobreza.
Además, la UCA advirtió sobre un «sesgo» en las mediciones oficiales del INDEC debido a un subregistro de ingresos en las encuestas, sugiriendo que la caída real de la pobreza podría ser menor a la que reflejan las estadísticas puramente monetarias.
