Un docente de la Media 14 de Quilmes (ex Colegio Nacional) narró como fue víctima de un proceso judicial en su contra que finalmente derivó en su sobreseimiento. Al profesor Mario Jiménez le allanaron la casa, lo acusaron de llamar a colegios realizando amenazas de bomba y se reveló información que finalmente era falsa. Las imágenes sirvieron para la campaña de la exgobernadora María Eugenia Vidal en 2017.
El Director General de Violencia Institucional de la Municipalidad de Quilmes y miembro del Consejo del Sitio Para la Memoria Pozo de Quilmes, profesor Walter Ormazabal contó que “voy a contarlo en primera persona porque acompañé todo el proceso y no quiero dejar pasar ni un de talle de la sorprendente operación judicial, policial y de prensa de la que fue víctima el profesor Mario Jiménez. Corría octubre de 2017 y cientos de amenazas de bomba eran recibidas en las escuelas de la provincia. Estábamos cenando con mi hijo, mirando el partido de Argentina, cuando recibí el llamado de Mario, «me están allanando, no sé el motivo». Me fui para la casa, no había ningún patrullero, pero sí varios vehículos no identificados.
Mario vive en el fondo de un PH. En el departamento a la calle viven su madre, su hermano y su sobrino. Allí adelante está instalado el teléfono de línea del que quedaron registrados llamados a la Media 14, cosa lógica, ya que la madre de Mario llamó varias veces para interesarse por la salud de su nieto, que estudia en el establecimiento.
Ese resultó ser el «justificativo» del allanamiento. Pero no sólo se limitaron al teléfono de línea, ni al departamento de adelante. Ingresaron al departamento de Mario, en particular apuntaron a los celulares, también encontraron un viejo revólver sin uso, de su propiedad, pero con la tenencia vencida. Lo que me sorprendió fue una foto que armaron los policías, con el arma, los celulares encontrados en el domicilio, al que le sumaron los celulares de los propios efectivos (que se llevaron luego de la foto). Luego se entenderá su importancia.
El allanamiento finalizó alrededor de las 23 y permanecí con la familia un largo rato luego de que la Policía se retirara. De madrugada, ya durmiendo, recibí un llamado de una compañera: «Mario está preso». Le dije que eso no era cierto. Me respondió prendé la televisión. Así lo hice y todos los medios difundían la foto tomada por los policías, la de Mario, y afirmaban en base a un comunicado firmado por Cristian Ritondo (sí, por Ritondo, emitido a la medianoche), donde se afirmaba que el profesor responsable de las amenazas estaba detenido.
Llamé a Mario, le dije que en la televisión decían que estaba preso. Me dijo, ¡si estuve todo el tiempo con vos! Me estoy preparando para ir al ReNAr a resolver lo de la tarjeta del revólver. Eran mentiras, pero esto no termina ahí. A la mañana, la vereda del Colegio Nacional se vistió de móviles de los canales nacionales. El público escarnio de un docente declarado peronista, que había sido Consejero Escolar por el PJ, con fotos publicadas de las Madres y de Cristina era la perla de la campaña electoral en curso para Vidal, Ritondo y (Martiniano) Molina, habían dado con «la base de operaciones desde donde el kirchnerismo generaba caos amenazando con bombas a las escuelas».
Pudimos movernos rápido, no sin lucha aprovechamos los móviles televisivos para decir la verdad. Lxs compañerxs de Mario se solidarizaron. Hicimos una convocatoria a su domicilio para rodearlo de protección (se concentró gran cantidad), porque un grupo de policías se le instaló allí con la amenaza de detenerlo. Con Roberto Cipriano, de la Comisión Provincial por la Memoria nos hicimos presentes en la Fiscalía. La maniobra policial era clara: por un lado le decían a Mario que fuera al Juzgado el lunes, y por otro lado le decían al Secretario de la Fiscal que Mario se negaba a comparecer. Lo querían preso, ya que era viernes y sabían que la Fiscalía no lo iba a esperar hasta el lunes. Pudimos parar la orden de detención que ya estaba a la firma, comprometiéndonos con la Fiscalía a que nosotros lo íbamos a ir a buscar a la casa. Cosa que cumplimos y demostró que la Policía mentía.
La tan difundida foto nunca fue incluida en el expediente judicial. Nunca se imputó a Mario por las amenazas de bomba, fue puro humo mediático, pero si sirvió para separarlo en forma «preventiva» del cargo de profesor. Hoy Mario está jubilado, se fue bien con la docencia quilmeña y la comunidad educativa, porque pudimos desnudar en un caso particular lo que hoy muestra un plan sistemático de persecución a opositores políticos, conocida como la Gestapo de Vidal”, puntualizó Ormazabal.
Años más tarde Jiménez fue sobreseído por la Justicia de Quilmes y siempre estuvo a derecho en el marco de las actuaciones que se habían por entonces iniciado en su contra, que finalmente no prosperaron ya que nunca hubo elementos de prueba suficientes.