Cada vez que Tamara Pons, una lomense de 21 años, llegaba a un lugar enviaba un mensaje a su madre: “Mamá llegué”, una suerte de alivio de los temores compartidos que servía para saber que no había sido víctima de ninguna situación de inseguridad en un conurbano cada vez más riesgoso.
“La calle está cada vez más difícil, creo que todos notamos como aumenta la inseguridad, el acoso callejero, los femicidios, los asaltos u homicidios. Ante esta situación considero importante que todos tengamos la oportunidad de enfrentar el día a día sin miedo”, comenta Tamara cuyo nuevo lema es: “Basta de no saber si llegamos”.
Así nació Mamá llegué, un diseño para ayudar a quienes se sienten inseguros a la hora de circular en la vía pública y que es un novedoso llavero en el que cada objeto cumple una función, ya sea “atacar para defenderse”, dar una oportunidad de escapar o pedir auxilio, según indica Inforegion.com.ar.
El proyecto fue construyéndose durante las horas que pasaba circulando calle sola: “Me acuerdo de chica caminando a casa desde el colegio con la llave agarrada lista por si en algún momento necesitaba defenderme”.
Además de un pompón y una cinta decorativa de color a elección, el llavero tiene gas pimienta, una manopla en forma de gatito, una alarma audible hasta 300 metros, una linterna, un arma de defensa personal japonesa, llamada kubotán, un rompe cristal y corta cinto, y una tarjeta-navaja.
“Armé siete modelos distintos que varían en precio desde $1800 a $4500, según los elementos que tenga cada uno, y claro doy la oportunidad de que lo armen de forma personalizada. Pueden elegir dentro de los elementos y colores que tenga disponible en el momento, o encargar si quieren un diseño en particular”, describe sobre el producto que vende en el local de estética de su madre, ubicado en la Lomitas.
Con menos de dos meses de actividad, el emprendimiento de Tamara ya tienen más de diez mil seguidores en Instagram, con decenas de miles de reproducciones en sus reels que se traducen en docenas de kits vendidos que la pusieron en la disyuntiva de cómo encarar este crecimiento exponencial y atender nuevas ventanas de negocio.
“Me alegra mucho ver que lo que creé llega a personas que sienten que lo necesitan, espero que logren sentirse libres de caminar solas y sin ese miedo constante a no volver”, señala Tamara.